En abril de este año, Pocha de 5g años y su hija Guillermina, de 22, fueron trasladadas desde el zoológico de Mendoza a un santuario de elefantes en Mato Grosso, Brasil. Pero el viernes se vivió el luto absoluto en el Global Sanctuary for Elephants, cuando se confirmó el deceso de Pocha, quien apenas vivió allí por apenas medio año.
Según relataron desde el recinto, aún no se sabe con exactitud la causa de muerte y “pronto se le hará una necropsia para ayudarnos a determinar qué pasó, aunque puede que no tengamos resultados de inmediato”. Además, en su comunicado difundido por las redes sociales aseveraron que cuando todavía vivía en Mendoza, advirtieron que Pocha no estaba totalmente vital.
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“Vimos pequeños signos que nos hicieron preocuparnos de que tuviera problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticó nada. Cuando ella y Guillermina llegaron aquí al Elephant Sanctuary Brasil, hubo una vez en la que se cansó y estaba un poco más lenta para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró”.
En los últimos días los episodios de lentitud se repitieron, hasta que en la noche del jueves descubrieron que había fallecido. Al enterarse, Guillermina y las otras elefantas del santuario, Rana, Bambi y Mara hicieron una especie de funeral para despedir a Pocha, “en una ceremonia que los humanos nunca podremos entender”, relataron.
