El pasado 7 de diciembre, Netflix estrenaba una nueva serie dramática, Mi vida con los chicos Water (My Life With The Walter Boys). No era uno de los lanzamientos del año, pero se ha convertido en el éxito de 2023 y ya se confirmó su segunda temporada.
¿Pero qué tiene de especial para que haya enamorado a la audiencia? La respuesta está compuesta de muchos otros títulos, porque su grandeza reside en que es la perfecta combinación de todas las series teen que han triunfado.
Jackie Howard (Nikki Rodriguez) es una neoyorquina de 15 años, su madre es una diseñadora de moda famosa, asiste a colegios de prestigio, se prepara para ingresar en Princeton y se mueve por la élite de la Gran Manzana como pez en el agua. Todo va sobre ruedas, hasta que un fatal accidente de tráfico sesga las vidas de sus padres y de su única hermana, Lucy. La tragedia le obliga a irse a vivir con los Walter. La matriarca del clan, Katherine, era amiga íntima de su madre y la persona que ésta eligió, en el testamento, para que cuidara de su hija, si algo grave sucedía. Jackie abandona la ciudad y se instala en Colorado, en un rancho rodeada de una gran familia compuesta por siete adolescentes. Entre ellos, Cole (Noah LaLonde), guapo, popular del instituto, el malo por el que suspiran todas las chicas del pueblo; y Alex (Ashby Gentry), el hermano tímido, estudioso y sensible. Entre ellos se formará un triángulo amoroso que será el motor de la historia episodio a episodio.
1-
No hay nada más sexy que montar a caballo. En este drama de Netflix no podían faltar las escenas románticas cabalgando por el campo, ni los besos apasionados en las cuadras. No hace falta pensar mucho para llegar a Pasión de gavilanes, o Café con aroma de mujer.
2-
Entre el chico malo y el chico bueno. Jackie no es la primera protagonista que se encuentra con este dilema sentimental: Elena Gilbert, de The Vampire Diaries, no solo pierde a sus progenitores en un accidente, sino que tendrá también que elegir entre dos hermanos. Anteriormente, Sookie, en True Blood, también tuvo que aclarar su corazón entre dos hombres completamente opuestos. Con viajes temporales de por medio, en Outlander, la enfermera Claire Beauchamp se devanará los sesos intentado encontrar una solución a su pasión a tres bandas: Frank o Jamie, he ahí la cuestión. Emily in Paris adopta como escenario la ciudad del amor para que su protagonista tenga que escoger entre Alfie y Gabriel. Y claro, no podía faltar Carrie, de Sex and the City, entre Mr. Big y Aidan.
3-
Los pasillos del instituto: la zona neurálgica. No hay tramas sobre adolescentes que no cumpla con el requisito de desarrollar parte de la acción en: los casilleros, mientras se recogen o dejan los libros; en los partidos de fútbol o baloncesto, con rivalidad de animadoras de por medio; y en los bailes de promoción o de celebración estacional. Desde Beverly Hills 90210, Dawson Creek, Gossip Girl, The O.C., Sex Education, Élite, Euphoria, Trece Razones, Glee.
4-
Familias numerosas, factoría de subtramas. La fórmula ya la probaron a finales de los 60′ con The Brady Bunch, mítica ficción y ejemplo a seguir sobre este tipo de shows. Más tarde llegarían,The Midlle, Padres Forzosos, This Is Us, Modern Family, Las chicas Gilmore, Black-ish, Party of Five o Siete en el Paraíso.
5-
De lo urbano a lo rural. Una mudanza siempre da juego y si además colocas a una urbana en medio del campo. En esta categoría hay que realizar una especial mención al doctor Fleischman y su peculiar Alaska, pero hay muchos otros ejemplos. Schitt’s Creek, multipremiada y alabada por el público, nos enseña que dejar de ser rico, además de doloroso, puede ser hilarante. Un lugar para soñar, o cómo cambiar la ciudad de Los Ángeles por el Norte de Carolina. Chesapeake Shores, se basa más en el regreso al pueblo, tras triunfar en Nueva York, y cómo gestionarlo.
