Las emisiones producidas por los incendios forestales registrados en los últimos meses en las sierras de Córdoba provocaron un impacto negativo en la calidad del aire. Según mediciones realizadas por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), entre el 1 de agosto y el 20 de octubre de 2020 se registraron altos niveles de contaminantes en el aire, en comparación con el mismo período del año anterior.
Los contaminantes atmosféricos analizados fueron el dióxido de nitrógeno y los aerosoles o materiales particulados en suspensión como el hollín, la ceniza y el polvo. Las concentraciones de dióxido de nitrógeno fueron particularmente altas en el norte y centro de los departamentos de Punilla, centro y este de Cruz del Eje, sur de Ischilín, oeste de Totoral, y norte y centro de Río Cuarto, donde el nivel de dióxido de nitrógeno fue un 300 por ciento superior entre agosto y octubre del año en curso, que en igual período de 2019. Mientras que los valores de ese contaminante se duplicaron en el centro de los departamentos de San Javier y Santa María, y el sur de Calamuchita.
Asimismo el deterioro de la calidad del aire impactó mucho más allá de la zona donde ocurrieron los focos, a varias decenas de kilómetros, llegando incluso a la ciudad de Córdoba, debido a la acción de los vientos que dispersan el humo y transportan las partículas químicas. Advirtieron además, que los incendios forestales y las quemas actúan deteriorando no solo la calidad del aire, sino también del agua, tanto a nivel local como regional y, consecuentemente, impactan en la salud humana.
En los mapas, valores positivos (amarillo, naranja, salmón) refieren a materiales particulados que absorben radiación UV, como el polvo, el humo y la ceniza de los incendios. Los valores negativos (celeste) son otros aerosoles presentes en la atmósfera, como las gotas de agua. Los puntos magenta representan los focos de fuego activos.
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