Diario de excombatientes de Malvinas: ¿Cómo vivir después de la guerra?

Las voces de cuatro veteranos de la guerra de Malvinas traspasan la barrera del tiempo para contar lo que fue vivir en carne propia esta lucha.
Las voces de cuatro veteranos de la guerra de Malvinas traspasan la barrera del tiempo para contar lo que fue vivir en carne propia esta lucha.

El 2 de abril, a 40 años de la Guerra de Malvinas, cuatro veteranos visitaron el piso de Canal C para contarnos de primera mano lo que significa haber vivido en carne propia este momento puntual y doloroso de la historia de nuestro país. ste es el relato y las enseñanzas que dejan las palabras de cuatro hombres que tiempo atrás fueron sólo jóvenes muchachos que en aquellas islas del sur defendieron la Patria. La historia en la boca de los veteranos Vicente Vázquez, Jaime Santos, Guillermo Peña y Cesar “Gallego” García.

La Guerra no sirve para nada

El pasado se arremolina en las metes de los excombatientes y se les desborda por los ojos. Todos niegan con la cabeza y aseguran con aire solemne que la guerra no sirve para nada. Piensan que incluso, ahora, años después de Malvinas, los conflictos armados actuales son un despropósito y reflexionan sobre el pesar que ha traído al mundo el enfrentamiento bélico entre Ucrania y Rusia.

“Se llega a la guerra cuando fallaron las conversaciones políticas. En la guerra todos pierden, incluso cuando los poderosos piensan que ganan, todos pierden. A Inglaterra no le fue bien con nosotros: también perdió. Perdió un montón y sin embargo no lo dicen. La verdad es que es realmente inútil. Todo se puede con dialogo por eso Dios nos dio el habla. Nosotros lo sabemos, nosotros a la guerra la vivimos, la padecimos y aún hoy la sufrimos”, reafirma Gallego García.

A su costado Jaime Santos, carga la voz de mansedumbre y nostalgia: “La mezquindad de muchos lideres del mundo hace que se pierda la paz y todo necesitamos la paz. Hay lidere mundiales que dicen poner razones para la guerra y aseguran que para ellos lo que hacen está bien. Se olvidad de algo fundamental: Lo humano, el humanismo. Una guerra jamás es n debe ser una herramienta”

Nadie está preparado para matar a alguien

“Aunque parezca mentira, en esos tiempos, nosotros estábamos felices de ir a la guerra”, recuerda el Gallego García al ser consultado sobre como el país en su entonces vivía con una euforia similar a la de un partido de futbol el reclutamiento de jóvenes soldados.

Relata que a diferencia de otros compañeros, él se había inscripto en la carrera militar y que consideraba un desperdicio de formación que él y sus colegas no fueran enviados a las islas. “Nos pasó que no nos llamaban más. Entonces con mi regimiento fuimos y pedimos por favor que nos envíen a Malvinas y así fue. El día 21 de ese mes, no me lo olvido más, llegamos y con gran alegría nos encontramos con nuestros compañeros, nuestros colegas y camaradas. Después pasa lo que pasa y uno descubre que por más entrenamiento técnico que tenga nadie, absolutamente nadie, está preparado para matar a nadie” relata con la voz quebrada.

Los loquitos de la guerra

Vicente Vázquez y Guillermo Peña hablan entre ellos y recuerdan que “hubo tiempos raros después de la guerra”, “Se estaba descolocado, algunos te miraban mal estaba eso de los loquitos de la guerra”, “No todos llegaron enteros, ni física ni psicológicamente”, contaron.

“Éramos chicos, teníamos diecinueve, veinte años y llegamos de regreso pensando que jamás volvíamos. Muchos con la cabeza, por decirlo así, quemada; otros sin la posibilidad de volver jamás a trabajar, otros con familias que luchaban por contenerlos. Llegabás y descubrías que teniás que seguir viviendo, que ahora tenías que luchar para ver como te reincorporabas, como hacías para estudiar, para trabajar”, explica uno de ellos.

“Para ser integral, el eje que está pendiente con nosotros a 40 años de Malvinas es el tema salud. La salud es el eje que hoy nos lleva a seguir viajando con muchos de nuestros camaradas e hijos de los muertos”, dice Jaime Santos antes de romper en lagrimas.

” La verdad es que se nos fueron muchos y muchas veces por la falta de atención a su regreso. Nosotros tenemos camaradas que fueron abandonados en un sanatorio o un hospital a su propia suerte”, dijo completamente emocionado. ” Nuestro sistema de salud, tanto Apross como Pami tiene unas falacias tremendas, no llega a tener una cobertura integral para la salud mental que el excombatiente necesita ni para la salud de su familia”

Mira la entrevista completa:

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