Un grupo de jóvenes amigos fue víctima de la violencia urbana en la noche del pasado domingo. Lázaro, de 13 años, se encontraba en la plaza Jerónimo del Barco junto a dos compañeros escolares cuando una patota de 16 adolescentes los atacó ferozmente. Producto de la golpiza el menor quedó inconsciente y presenta daño cerebral es “irreversible” según el parte médico del Hospital de Niños.
Con algunas heridas y la esperanza de que Lázaro se recupere, uno de sus amigos contó lo sucedido en el mencionado espacio verde del barrio Alto Alberdi. De acuerdo a su testimonio, la discusión había empezado por que uno de los agresores le tenía bronca a Lázaro por se hablaba con la chica que le gustaba. Además el niño contó que no conocían a los atacantes, solo habían visto a algunos en redes sociales.
El testimonio del horror
“Fueron dos segundos, muy rápido fue que ellos se ponen atrás mío y mi amigo empezó a discutir, yo me metí, me dijeron ‘qué, vos también te vas a meter?’ y me pegaron una patada en la cara. Nos encerraron. Eran 16 ellos (…). Yo no quería que pelee L., no somos de pelear. Lo provocaron esta vez y bueno… Yo cuando quise calmar todo me metieron una patada que quedé ciego, la vista se me puso borrosa”, detalló.
Y continuó: “En el mismo momento empezamos a correr los dos (con L.) al mismo tiempo. Corrimos y en un momento lo pierdo a L. de vista, no lo veo, y L. cruza la Colón y yo me voy para un costado, para la izquierda donde está la estación de servicio. Y ahí había un hombre, taxista, que le digo ‘gracias’ porque si no hubiera estado él hubiera estado peor con L.”.
Sobre la golpiza de su amigo, que no alcanzó a ver, dijo: “L. cruza y se pone atrás de un hombre y el hombre agarra a dos y viene uno de costado y le pega. Así me dijeron a mí, porque en todo este momento yo estaba en el suelo, eran seis que me pegaban, por la estación. Cuando yo llego a la estación me pongo con tres, me tiran al suelo y ahí me empiezan a pegar los seis”.
Respecto de la ayuda que recibieron del taxista, el chico contó que el conductor pudo agarrar a tres de los agresores. Acto seguido el hombre lo subió a su taxi y no permitió que buscara a L. porque quería llevarlo a hacer la denuncia a la policía, algo que finalmente hizo. Fue en ese momento en el que el adolescente perdió contacto con su amigo Lázaro.
También dijo que se enteró del brutal ataque a L. cuando llegó a su casa y ahí su familia le contó. Al ser consultado sobre cómo se encuentra, el chico contestó: “la verdad muy mal (…) me golpearon en la cabeza, tenía los ojos morados, en la cara marcada la patada”. Ambos niños van juntos a la escuela y se reúnen habitualmente en la plaza Jerónimo del Barco porque Lázaro vive en la esquina.
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