El 11 de abril marca el Día Mundial del Parkinson, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1997 en honor al médico y sociólogo británico James Parkinson, quien describió por primera vez la enfermedad en 1817. Desde entonces, esta jornada ha servido como un recordatorio de la importancia de entender y abordar esta compleja afección.
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La enfermedad de Parkinson, una condición degenerativa, progresiva y crónica del sistema nervioso central, afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 años en todo el mundo, según datos de la OMS. Se estima que para el año 2030, la cifra de pacientes superará los 12 millones a nivel global. En Argentina, aunque no existen cifras oficiales, se estima que alrededor de 100 mil personas conviven con esta enfermedad.
Los síntomas característicos del Parkinson incluyen temblor, lentitud del movimiento y rigidez, pero también pueden manifestarse síntomas no motores, como depresión, trastornos del sueño y constipación. Esta diversidad de síntomas puede conducir a diagnósticos erróneos o tardíos, lo que puede demorar entre 3 y 5 años en algunos casos.
Con una edad media de inicio alrededor de los 55 años, el Parkinson se considera una enfermedad casi exclusiva de los adultos mayores. Sin embargo, su impacto va más allá de la edad, afectando no solo a los pacientes, sino también a sus familias y cuidadores. En este 27° aniversario del Día Mundial del Parkinson, se insta a extender el conocimiento sobre la enfermedad y a promover una actitud de apoyo y comprensión hacia quienes la enfrentan.
Abordaje quirúrgico en la enfermedad de Parkinson
En este contexto, el programa Contá Conmigo tuvo el honor de recibir a los doctores Enrique Herrera y Federico Garavaglia, neurocirujanos del prestigioso Sanatorio Allende, quienes compartieron su experiencia y conocimientos sobre la enfermedad de Parkinson y una de las formas más innovadoras de abordarla: la intervención quirúrgica.
El Dr. Herrera, especialista en neurocirugía, explicó que el Parkinson se caracteriza por una serie de síntomas como temblor, debilidad, rigidez en los movimientos, dificultad para caminar y lentitud en los movimientos, todos ellos causados por la disminución o falta de producción de dopamina en el cerebro. Se trata de una enfermedad crónica, degenerativa y progresiva que, aunque suele diagnosticarse en pacientes de entre 60 y 75 años, puede manifestarse en edades más tempranas en casos minoritarios, como el Parkinson juvenil o hereditario.
Por su parte, el Dr. Garavaglia destacó que, si bien actualmente no existe una cura para el Parkinson, el tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas. En las etapas iniciales, se utilizan dos medicamentos que proporcionan alivio durante aproximadamente entre 5 y 7 años. Sin embargo, con el tiempo pueden surgir complicaciones a largo plazo, como la falta de efecto de la medicación y la aparición de disquinesias, movimientos anormales bamboleantes de cabeza y brazos. Es en este punto donde la cirugía se convierte en una alternativa.
La intervención quirúrgica no es para todos los pacientes, pero en casos específicos puede ser una opción viable para mejorar la calidad de vida. Su objetivo es reducir los síntomas del Parkinson, como el temblor, la rigidez y la lentitud de movimientos, proporcionando así un alivio significativo a los afectados. Aunque no es una cura, esta modalidad de tratamiento representa un paso importante hacia una mejor calidad de vida para quienes conviven con esta enfermedad neurodegenerativa.