Santa Fe, una de las provincias más destacadas de Argentina, se encuentra en pleno proceso electoral para elegir a su próximo gobernador, en una jornada que tiene un fuerte impacto no solo a nivel provincial, sino también a nivel nacional. Los comicios se desarrollan en un contexto de preocupación por la violencia vinculada al narcotráfico en la ciudad de Rosario, así como por la crisis económica que afecta al país y golpea con fuerza a esta provincia productiva.
El favorito para arrebatarle el Ejecutivo al peronismo es el radical Maximiliano Pullaro, quien encabeza el frente Unidos, una coalición que reúne a 15 partidos de la oposición, desde el socialismo hasta el macrismo. Su candidatura se fundamenta en el resultado de las PASO del 16 de julio, que lo posicionó como el principal contendiente.
En contraposición, Marcelo Lewandoski, un experiodista rosarino y senador nacional peronista, se presenta como el principal candidato del oficialismo provincial. El actual gobernador, Omar Perotti, quien no puede buscar la reelección debido a las limitaciones constitucionales de la provincia, lidera la lista de diputados provinciales del peronismo.
Además de la elección del gobernador, la jornada electoral definirá la conformación de la Legislatura provincial, así como la elección de intendentes en 45 ciudades, incluida la capital provincial. También se determinarán 19 bancas de senadores departamentales, 50 de diputados, 217 concejales y más de 1.600 miembros de comisiones comunales. El padrón electoral de Santa Fe, el tercer distrito electoral más grande del país, cuenta con 2.845.522 electores distribuidos en 8.398 mesas de votación.
En la ciudad de Rosario, uno de los focos de atención, se espera una elección reñida entre el intendente radical, Pablo Javkin, que busca la reelección, y el candidato de Ciudad Futura, Juan Monteverde, que lidera un frente de centroizquierda.
Los resultados de esta elección no solo definirán el rumbo de Santa Fe, sino que también tendrán un fuerte impacto en el panorama político nacional, ya que la provincia es considerada un termómetro de las tendencias políticas en Argentina.
