Hace 24 años que el 11 de octubre es el Día Internacional del Dulce de Leche: fue en 1998 que el Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines (Capidya) estableció la efeméride para promocionar su producción y consumo y posicionarlo en todo el mundo como un producto de bandera.
Luego, en 2002, el Ministerio de Cultura de Nación impulsó el programa “Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico Argentino” (Resolución SCN 1327/02), donde se buscaba reconocer al dulce de leche como Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico de Argentina. Este título lo obtienen las “distinciones culinarias” que “constituyen un patrimonio a identificar, revalorizar y promocionar ante el mundo, en términos culturales pero también en términos de trabajo, economía, procesos artesanales e industriales asociados, recuperación y protección de especies y productos naturales agentes de la biodiversidad, y como recurso turístico”.
Y si bien esta fecha fue establecida por nuestro país, este tradicional postre (o golosina, o como cada uno le guste decirle) tiene un origen ampliamente discutido entre las naciones vecinas. Hay leyendas que ubican su nacimiento en la nobleza y personajes militares de peso en la época del Virreinato del Río de la Plata, o que fue importado por los esclavos traídos desde el África, o incluso que lo trajo el francés Napoleón Bonaparte.
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Otra versión asegura que nació hace siglos en la India y en Indonesia y que cuando los conquistadores españoles se apoderaron de las Islas del Poniente y San Lázaro y las rebautizaron Filipinas, lo descubrieron y lo llevaron a América, y ahí se esparció por todo el continente.
El dulce de leche recibe el nombre “manjar” en Chile, “manjar blanco” en Perú, “dulce de cajeta” en México, “queso de urrao” en Bolivia, “fanguito” en Cuba, “bienmesabe” en Panamá, “arequipe” en Colombia, Venezuela y Guatemala.
Y con Uruguay hubo hasta problemas casi diplomáticos: en 2003 intentaron que la Organización Mundial de Comercio declarase al dulce de leche, el asado y las empanadas patrimonio cultural de Argentina, algo que le cayó mal a los hermanos uruguayos que amenazaron con incluir la leyenda “Producto uruguayo como La Cumparsita” en la etiqueta de los productos elaborados en ese país. Y recordaron que Cayetano Silva, autor de la Marcha San Lorenzo había nacido en Maldonado. Al final, La solución fue la de declarar esta delicia “Patrimonio Cultural del Río de la Plata” y se evitó que pasara a mayores.
Sin importar su origen, sus versiones en repostero o clásico, o cómo se lo combina con los distintos postres, lo cierto es que el dulce de leche ese una de las creaciones más ricas. Queda bien con casi todo tipo de comidas y hasta viene de origen vegano. ¿A vos, cómo te gusta el dulce de leche?
