Desconectarse del mundo digital: El auge terapéutico de las clases de cerámica entre los jóvenes

Tras la pandemia, más jóvenes buscan talleres de cerámica para desconectarse de las pantallas y disfrutar del contacto con la arcilla.
Tras la pandemia, más jóvenes buscan talleres de cerámica para desconectarse de las pantallas y disfrutar del contacto con la arcilla.

En un mundo hiperconectado, donde la tecnología ha mantenido a las personas en constante comunicación y dependencia de las pantallas, muchos individuos buscan una manera de “desenchufarse” y reconectar con su interior. En este contexto, las clases de cerámica han emergido como una de las actividades más populares en los últimos años.

A pesar de que las expertas en la materia afirman que el público en general ha crecido, resulta sorprendente el creciente número de jóvenes centennials (nacidos entre 1996 y 2010) que se sienten atraídos por estos talleres. La generación Z, siendo nativa digital, es también la que más sufre la dependencia de estar constantemente hiperconectados, ya sea por motivos de ocio o laborales.

En medio de esta sobreinformación y agotamiento mental, ha surgido, paradójicamente gracias a las redes sociales como TikTok, la opción de la cerámica como una vía para escapar de la virtualidad. Jóvenes, en su mayoría mujeres, comparten videos mostrando las hermosas piezas que crean durante estas clases y resaltan lo terapéutico de la experiencia.

Estas recomendaciones y muestras inspiran a otros usuarios a interesarse por la cerámica, lo que se traduce en un aumento de estudiantes en los talleres. Lucila Solari, una joven que se unió a estas clases a principios de año, expresó: “Es muy loco cómo algo se vuelve tendencia, la gente lo muestra en sus cuentas y otros se suman y sienten la curiosidad de probarlo”.

Carolina Gómez, propietaria del taller “Casa Antes Pella”, ha notado un crecimiento en la cantidad de personas que asisten a clases después de la pandemia. Explica que, aunque el trabajo desde casa tiene ventajas, como evitar desplazamientos, la cerámica ofrece un espacio recreativo para aquellos que necesitan desconectarse. Agregó que trabajar con arcilla relaja, desestresa y permite conectarse con la tierra, brindando un escape de la saturación tecnológica.

Micaela Barreto, quien da clases desde hace 11 años, afirma que la creciente demanda de cerámica se debe a la necesidad de desconexión del estrés del mundo exterior. Dejar el celular por un par de horas cada semana, según ella, beneficia la mente y permite reconectar consigo mismo mientras se concentran en crear con las manos.

Crear una pieza de cerámica, desde el barro hasta el producto final, lleva al menos un mes con clases semanales. Este proceso incluye moldear en el torno o a mano, secar, hornear, pintar y volver a hornear.

Respecto a la creciente presencia de jóvenes en estos talleres, Carolina Gómez menciona que los centennials se animan a participar al ver a otros de su edad compartiendo sus experiencias en las redes sociales. El alcance de la información y la promoción en plataformas digitales han contribuido a la difusión de esta práctica ancestral.

En medio de un mundo digital que nos mantiene conectados, la cerámica emerge como una terapia para alejarse de las pantallas y encontrar un espacio de calma y creatividad, un refugio para desconectarse del frenesí virtual y conectarse con uno mismo y con la tierra.

Una experiencia grupal: la combinación de cerámica y vino

Serena Lapeyre tuvo una experiencia similar: después de trabajar durante ocho años en una empresa, al terminar la pandemia, sintió el deseo de embarcarse en algo diferente. Si bien ya disfrutaba de la cerámica, le resultaba aún más placentero practicarla en casa, de forma más relajada, con música y una bebida para acompañar. Un día, decidió invitar a sus amigas para probar esta actividad y a todas les encantó, lo que la llevó a compartirlo en Instagram para sondear el interés del público. La respuesta fue asombrosa y, a partir de allí, surgió la idea de organizar un evento de tres horas llamado “Cerámica y Vino”, donde las personas pueden crear dos piezas de cerámica mientras disfrutan de vino y música en un ambiente descontracturado.

El nombre y la propuesta de “Cerámica y Vino” se popularizó rápidamente en redes sociales, especialmente en TikTok, lo que llevó a Serena a asociarse con su amiga Camila Melman Dreussi. Hoy en día, el evento se realiza dos veces por semana en Buenos Aires y ha alcanzado tal éxito que también se ha expandido a otras ciudades como Córdoba, Ciudad de México, Madrid y Barcelona, con planes de llegar a más lugares en el futuro.

Esta experiencia ha sido muy bien recibida por las personas que buscan una actividad diferente para relajarse y desconectarse del mundo digital. “Cerámica y Vino” ofrece un ambiente íntimo y acogedor, permitiendo a los asistentes conectarse con otras personas y experimentar la gratificante sensación de crear algo con sus propias manos. Para muchos participantes, es su primera vez realizando cerámica, por lo que el primer acercamiento y la primera creación son momentos memorables llenos de cariño.

En resumen, “Cerámica y Vino” ha logrado cautivar a un público entusiasta en redes sociales y se ha convertido en una opción atractiva para aquellos que buscan un plan diferente y descontracturado. La experiencia ofrece la oportunidad de disfrutar de un momento especial con amigos, familia o pareja mientras se sumergen en el mundo creativo de la cerámica y se desconectan del ritmo acelerado del día a día.

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