En La Mañana del C, Germán Negro recordó el trágico episodio que vivió Miramar el 17 de mayo de 1978, cuando el avance de la Laguna Mar Chiquita fue incontrolable, después de intensas lluvias que comenzaron a registrarse en el año 1972. Al principio parecían una bendición, porque una gran sequía que se extendió durante más de una década, había dañado turísticamente a la población.
Pero los aguaceros se intensificaron hacia 1976, siendo la zona rural la primera perjudicada. Plantaciones de olivo, granjas y criaderos de nutrias, fueron los primeros en comenzar el exilio.
Ya en 1977 el avance de las aguas hacia la zona urbana se tornó inevitable e incontrolable. No fueron suficientes bloques de cemento, bombas de extracción de agua, barricadas de escombros, bolsas de arena… Nada ni nadie pudo contra la furia de la Mar, “y el habitante cayó de rodillas reconociendo una segunda derrota”, describe Zapata, ante la segunda inundación, y la más grave, que azotó a la localidad.
Bajo el agua quedaron 37 manzanas del pueblo (más del 60 por ciento de la población), 102 hoteles (90 por ciento de la infraestructura turística), 198 casas particulares y más de 60 comercios de distintos rubros.
Quienes se quedaron, fueron los que volvieron a poner a Miramar de pie.
Repasá la historia completa a continuación: