La fiebre actual por las velas y los perfumes de hogar tiene mucho de autocuidado y de bienestar emocional. Cada vez son más las marcas de moda y belleza que lanzaron sus propias velas y líneas de perfumes para casa y esto es en gran medida, a esa consciencia que vamos adquiriendo de convertir pequeños momentos del día en grandes placeres para el cuerpo y la mente. A este hecho de crear ciertos hábitos en el día a día vinculados con el autocuidado, podemos llamarlo minimalismo emocional. Hemos pasado de encender una vela en casa para quitar malos olores a convertirla no solo en un objeto decorativo, sino sobre todo, la asociamos con un pequeño ritual: encenderla, olerla y parar unos minutos para centrarse en el presente.
Las velas ya forman parte de esas pequeñas rutinas que aportan bienestar mental. Durante la pandemia y al estar confinados, la gente tuvo un mayor aprecio por el espacio donde pasaban la mayor parte del tiempo, elevando las tendencias de decoración. Por otro lado, al estar pasando por un momento de incertidumbre y tensión mundial, aumentó la importancia del self-care.
Hay un auge de estos productos junto con los perfumes del hogar ya que más allá de perfumarse, la sensorialidad y el poder evocador de las fragancias lleva al deseo de perfumar los espacios que nos rodean. Desde crear un espacio propicio a la concentración durante el teletrabajo o a la evasión en nuestro tiempo de descanso y ocio, este tipo de perfumes están cada vez más presentes en nuestras vidas.
Creadoras de marcas de belleza y bienestar con un foco importante en las velas han confirmado que encender una vela y respirar conscientemente el olor que desprende forma parte de un ritual diario. No parece que este furor sea amor de unos días, sino que ha venido para quedarse. Nuestra casa siempre debería ser ese espacio donde parar y regalarse unos minutos de autocuidado porque no debería entenderse como un lujo, sino como una prioridad.
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