El 9 de agosto es el día elegido por la ONU para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Originarios, en reconocimiento a la primera reunión de trabajo de las Naciones Unidas sobre la población indígena que tuvo lugar en Ginebra en 1982.
La declaración de “días internacionales” tiene como objetivo concientizar a la opinión pública y señalar a los gobiernos de todo el mundo que existe un problema sin resolver o un tema que se ignora, a fin de que ejerzan políticas públicas a favor de su tratamiento.
Los pueblos originarios representan más del 6% de la población mundial y se estima que eso se traduce en 476 millones de personas, agrupadas en más de 5.000 comunidades, en al menos 90 países en toda la Tierra.
Los territorios pertenecientes a los aborígenes almacenan el 80% de la biodiversidad del mundo y pueden enseñarnos mucho sobre cómo equilibrar nuestra relación con la naturaleza y reducir el riesgo de posibles y futuras pandemias.
Si bien los pueblos indígenas tienen mucha riqueza cultural, de respeto, preservación de la naturaleza, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas del planeta.
En Argentina, los procesos de colonización cultural y las campañas militares del siglo XIX provocaron, en gran parte, el exterminio de varios pueblos aborígenes; sobre todo de aquellos que se encontraban en desventaja poblacional.
El relato oficial negó e invisibilizó sus historias, sin embargo, los pueblos indígenas continúan peleando por la valorización de su identidad, su autonomía política, el reconocimiento de sus derechos y soberanía sobre sus territorios.
El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas es el organismo oficial encargado de promover y proteger los derechos de los pueblos indígenas de Argentina. En su último informe publicado en 2023, registraron a 46 pueblos indígenas que viven en más de 1826 comunidades y asociaciones civiles aborígenes, a lo largo y ancho del territorio nacional.
