Se cumplen 25 años del atentado en la Fábrica Militar de Río Tercero que dejó 7 muertos, 300 personas heridas, muchísimos daños materiales y una memoria de dolor colectivo. El 3 de noviembre de 1995, Río Tercero amaneció con el inicio de una historia de impunidad. Una Mesa de organizaciones se reunió para realizar diversas actividades para “poner en palabras el síntoma trágico de ciudad trauma para pasar a la ciudad que dice y sana”.
El Atentado a la Fábrica Militar de Río Tercero se produce como parte de un operativo del Estado Nacional, con Menem de presidente. Nada más lejos de nuestra realidad los territorios de conflictos armados, sin embargo, esta historia encuentra puntos que la unen con escenarios bélicos. “El atentado se perpetró con el objetivo de ocultar el faltante de armas producto de la venta ilegal del contrabando de armas a Ecuador y Croacia -dos países que se encontraban atravesando conflictos bélicos, Ecuador con Perú y Croacia con la ex yugoslavia-. Desde acá, lo que decimos es que las implicaciones son mucho más que locales”, afirma el integrante de la Mesa de organizaciones.
En declaraciones a Canal C, Ferrer expresó sus emociones “tengo una sensación muy triste, de injusticia, por la impunidad y por todos los responsables que están fuera”.
El hecho se convirtió en espanto, cuando se descubrió que la hecatombe de Río Tercero que causó siete muertos y más de trescientos heridos, había sido provocada para borrar, a costa de sangre de inocentes, las pruebas de la venta ilegal de armas a Ecuador y también a Croacia (en total 6.500 toneladas). Ese año Carlos Menem había sido reelecto como presidente. Después de investigar casi dos décadas, la justicia comprobó sucesivamente el contrabando de material bélico y la intencionalidad de la destrucción de la fábrica cordobesa para tapar el faltante de armas.
Por último hizo mencion a que “hoy se realizarán distintos homenajes para recordar a las víctimas, es un momento de las familias, nosotros simplemente acompañamos”.
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