Por Germán Negro para Canal C
Unos pocos segundos de un video casero alcanzan para comprender la gravedad de una crisis que casi nadie mide. Economistas, sociólogos, politólogos suelen meter en números la suerte de un país que en su rodada lleva todo al fondo del barranco. Pero la creciente desaprensión por la cultura del trabajo, acaso, sólo parece ser tenida en cuenta por quienes se nutren de ella para acumular poder.
Marina Alfonzo tiene 34 años y es efusiva a la hora de contar cómo se puede vivir “de los giles”. Su testimonio en la red social Kwai se hizo viral en las últimas horas por la crudeza con que narra cómo, en cierto estrato de la Argentina de hoy, ya no existe la ambición por lograr un buen empleo sino por la acumulación de planes que ayudan a pagarlos “los pelotudos” que tributan.
“Que sigan comprando los votos. Por algo nos tienen que pagar, ¿no?”, apunta, antes de remarcar que “es un problema nuestro si queremos estar al cuete”. Reconoció que era su problema si tenía hijos “como conejos”, en respuesta a otro miembro de la red social que había cuestionado a los planeros.
Después de semejante pintura de la realidad, Mariana comenzó a reiterar su descarada postura en distintos canales de televisión.
Sin quererlo, la mujer desnudó no sólo la realidad de las generaciones que en la Argentina se acostumbraron a vivir de un Estado que en lugar de contribuir a generar trabajo, superpone planes que lejos están de incentivar a buscarlo.
La otra realidad que desnuda Mariana (vive en el Conurbano bonaerense), adherente al kirchnerismo, y que el Gobierno no reconoce, es que los planes funcionan como una compra de votos encubierta. “Si me ofrecen 80 (mil)”, es poco, dijo anoche en el canal TN, donde fue entrevistada por Franco Mercuriali, a quien le confirmó que a sus 34 años nunca tuvo trabajo en blanco ni fue monotributista y que está “con Cristina y con Alberto”, en el plano político.
Hace algunos días, otra joven en este caso del Polo Obrero se había convertido en viral también cuando en una entrevista televisiva se quejó porque “ahora dicen que nos quieren hacer trabajar”.
Mientras la gente que vive de planes va contando realidades que se conocen pero que no se decían, el presidente Alberto Fernández volvía a cargar ayer contra sectores productivos como el agropecuario, al que los seguidores de Cristina Kirchner tiene de enemigo histórico, siendo que ese rubro ingresó al país divisas por montos históricos y su nivel de ventas no dista de la que realizó durante los últimos años.
“No quiero trabajar por la misma plata que puedo ganar estando en mi casa”, se confesó Mariana, entre sonrisas y burlas por quienes con su esfuerzo tributan para engordar la caja de reparto de un Estado cada vez más desorientado. “Nos acostumbraron a esto…”
