Miles de cubanos han inundado las calles de diversas ciudades del país como forma de manifestación por la crisis que azota su vida diaria. Los cortes de luz, la escasez de agua y la falta de alimentos han llevado a un punto de quiebre a una población que enfrenta condiciones cada vez más difíciles. La situación se ha vuelto insostenible para los habitantes de la isla, quienes ven cómo sus condiciones de vida empeoran día a día.
Estados Unidos ha expresado su apoyo a los manifestantes, reconociendo la gravedad de la situación en Cuba. Sin embargo, el régimen liderado por Miguel Díaz-Canel ha respondido culpando a supuestos “enemigos de la Revolución” de aprovecharse de la situación para desestabilizar el país. A pesar de los intentos del gobierno por desviar la atención, los cubanos continúan exigiendo libertad y mejores condiciones de vida.
Las protestas han sido recibidas con represión por parte del régimen, con informes de detenciones en varias ciudades, incluyendo El Cobre y Bayamo. La militarización de Holguín y el despliegue de un fuerte dispositivo en La Habana indican un estado de excepción en toda la isla. La respuesta del gobierno ante estas manifestaciones masivas se encuentra en una encrucijada, ya que cualquier acción que tome podría acarrear consecuencias negativas tanto a nivel interno como internacional.
