Con el telón de fondo de la Semana Santa, el flujo vehicular hacia el Valle de Punilla y las pintorescas sierras cordobesas se convierte en un torrente incesante. Desde la ciudad de Córdoba hasta el destino vacacional de Carlos Paz, la carretera se convierte en un lienzo móvil de automóviles ansiosos por disfrutar de un fin de semana largo.
Tradicionalmente, el Jueves Santo solía marcar el pico de tráfico en horas cercanas al mediodía, pero en este año, una notable diferencia se hace evidente. Al promediar las 10:30 de la mañana, la afluencia de vehículos ya es considerable, señalando un cambio en los patrones de movimiento de los viajeros. Este cambio se ve impulsado no solo por la celebración religiosa, sino también por las condiciones climáticas favorables pronosticadas para el fin de semana, que invitan a aventurarse en las colinas y valles de la región.
