Al cumplirse dos años del inicio de la cuarentena y la pandemia de coronavirus en nuestro país, la fecha nos invita a reflexionar. Y así lo hizo el staff de El Espejo, donde se planteó cómo la situación extrema afectó no solamente a los jóvenes, sino principalmente a nuestros adultos mayores. Fueron invitadas la jubilada Alicia Risso, alumna de talleres del CEPRAM (Centro De Promoción Del Adulto Mayor), y Griselda Rocha, psicóloga.
“El 2020 fue el año que se detuvo el tiempo, y el grupo del adulto mayor fue el que más lo sintió y que más se vio afectado en la parte emocional y de contención”, repasa Alicia: “El primer grupo que se aisló fue el nuestro. Fue un año de incertidumbre, desasosiego, no sabíamos qué se venía”.
Para ejemplificar sus palabras, Alicia relata que la juventud lo vivió de otra manera ya que “llevaron la virtualidad a la educación. Los jóvenes ocuparon el tiempo en su trabajo”. También recuerda el miedo al virus, a morir, a salir a la calle y el extrañar a los seres queridos. Ya hacia el final del 2020 y 2021 se vio “la esperanza a través de la vacunación”.
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Por su parte, la psicóloga Griselda Rocha señala que “en la adultez mayor la vulnerabilidad es grande. El poder acompañarlos a través de lo virtual fue poder sostenernos desde los lugares íntimos de cada uno. Nuestras clases nos hacían arreglarnos para lo virtual, porque más allá de la cuestión orgánica que vivimos con la pandemia, el golpe más duro fue el psicológico”.
“Para cualquier persona, y más aún para el adulto, estar encerrado más de quince días sin una contención psicológica, sin actividad física, porque hay mucho sedentarismo, realmente ocasiona todos estos signos que se pudieron ver. Y gracias a estas tecnologías para quienes no somos habituados, fue un aprendizaje”, afirma Rocha.
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