Matías Benicelli, uno de los rugbiers acusado de ser partícipe necesario del crimen de Fernando Báez Sosa, declaró en la audiencia entre las partes que terminó cerca de las 11 de este jueves. “Somos todos inocentes. Ninguno de nosotros quiso que pasara lo que pasó. No quisimos matarlo”, dijo Benicelli, el único de ellos que hizo uso de la palabra. El juez de Garantías de Villa Gesell resolverá este viernes si mantiene o no en prisión a los rugbiers acusados del asesinato a la salida del boliche Le Brique.
Durante la audiencia, que duró dos horas, la fiscal Verónica Zamboni sostuvo su planteo de pedir la prisión para ocho jóvenes de Zárate, mientras que la querella planteó elementos para justificar su reclamo de que se sumen los agravantes de “placer” y “alevosía” a la calificación de homicidio. Por su parte, la defensa solicitó el beneficio de la prisión domiciliaria para los rugbiers. A la salida, sus padres tuvieron que regresar corriendo a sus autos, mientras vecinos convocados gritaban “asesinos” con pancartas varias.
La defensa, a cargo de Hugo Tomei, atacó pruebas presentadas por la fiscal, como las ruedas de reconocimientos que complicaron fuertemente a Máximo Thomsen, acusado de ser uno de los autores materiales del homicidio junto a Ciro Pertossi.
También pidió la anulación del pedido de preventiva porque los imputados “no habrían entendido el hecho” y usó un argumento insólito para reclamar la prisión domiciliaria.
“Fundó eso porque entiende que no los puede defender por la presión mediática. Hizo responsable a la prensa de lo que manifestó que era una presión que ellos no toleraban y en función de eso pidió que se acordara un arresto domiciliario. Que a su criterio sería la medida a partir de la cual ellos podían empezar a defenderse. No tiene ningún sustento el argumento para nosotros. Que el caso tenga una difusión mediática no influye en que ellos tengan perfectamente a su alcance todas las medidas para su defensa”, aseguró Améndola en declaraciones televisivas.
