Argentina está llena de rincones sorprendentes, y Córdoba no se queda atrás. Aunque muchos asocian las escapadas termales con Entre Ríos o Santiago del Estero, en el norte cordobés existe un paraíso escondido donde las Termas de Quicho brotan del corazón de la tierra.
Rodeadas de salinas y paisajes secos, estas termas ofrecen mucho más que un chapuzón: brindan una experiencia de desconexión total, en contacto directo con la naturaleza.

Un hallazgo accidental que se volvió destino
En los años 80, mientras se perforaba el suelo para abastecer de agua a una escuela rural, se descubrió por casualidad un cauce de agua tibia, cristalina y con olor mineral. Los análisis confirmaron que se trataba de aguas mesotermales con propiedades medicinales.
Décadas después, este descubrimiento dio origen a un pequeño parque termal que comenzó a desarrollarse recién en 2021, siempre cuidando el entorno agreste que lo rodea.
Aguas que curan y relajan
Las Termas de Quicho son recomendadas para aliviar dolores musculares, afecciones de la piel o trastornos linfáticos. Con temperaturas que alcanzan los 40 grados y un entorno de silencio y paisaje salvaje, este lugar también se transforma en un refugio emocional.
Baños termales, tranquilidad y naturaleza: una combinación que enamora a quien se anima a salir del circuito turístico tradicional.

Cómo llegar a las Termas de Quicho
El viaje es parte de la aventura. Desde la ciudad de Córdoba, se toma la Ruta Nacional 38 hasta Deán Funes, se atraviesa Serrezuela, y luego se recorre un camino de tierra de 25 kilómetros hasta llegar al camping que alberga el manantial.
El acceso a las termas es libre y muy económico para poder usar a algunos servicios del camping —como asadores, sanitarios y proveeduría— actualmente tiene un costo de $6.000. Ideal para una escapada de fin de semana o incluso acampar bajo las estrellas.
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