Si las propuestas de maquillaje con nombres de comida han dominado en la industria de la belleza, las tendencias “girl” han copado los titulares de moda. Donde antes todo era chic (hippie chic, boho chic), también hubo un momento en que todo acababa en core (barbiecore, nothingcore) pero ahora todo gira en torno a a una chica: las cenas, las matemáticas y por supuesto, la ropa.
El problema viene cuando la sobredosis de este concepto, en lugar de jugar a favor de la pluralidad, de fomentar una saludable autoparodia y de resignificar lo que supone que algo sea “de chica” acaba por ahondar en los tópicos de siempre.
Breve glosario de tendencias -girl
- – Tomato girl. Estética en teoría en las mujeres italianas que en realidad aplica a los tópicos mediterráneos: alpargatas, vestidos rojos y labios manchados de vino.
- – Strawberry girl. Tendencia de maquillaje impulsada por Hailey Bieber que consiste en añadir un toque rosa en labios, pómulos y párpados, a su célebre acabado glaseado con extra de brillo.
- – Clean girl aesthetic. Tendencia minimalista similar al estilo Old Money que se caracteriza por los tonos neutros y una falsa apariencia de simplicidad al mismo tiempo muy sofisticada.
- – Portuguese girls. El estilo de las portuguesas se ha hecho viral en redes sociales por mezclar estampados y prendas imposibles: jersey de cuadros, con pantalón de cuadros y camisa de lunares o vestidos cursis con zapatillas gruesas.
- – Girl math. Literalmente, “matemáticas de chica” se refiere al cálculo del valor de una prenda de ropa por uso para justificar una inversión. De forma que si te pones las veces suficientes habrás amortizado su precio e incluso te puede salir gratis. El concepto de “se paga solo”.
- – Girl dinner. Plan culinario que evita por todos los medios cocinar.
- – Pick me girl. Le gusta el fútbol, come muchísimo y le gustan las películas de acción. Ella no es como las demás, es mejor.
- – Weird girl. La amiga rarita de las películas pasaba de marginal a mainstream gracias a los caprichos de la moda cuando aquellas mezclas imposibles por las que se reían de ella en el instituto se convertían inesperadamente en tendencia.
Esta chica ya existía antes de que se inventara Internet. Entonces como ahora, esa etiqueta –girl– estaba asociada a un sentimiento de pertenencia y encerraba en su significado un matiz de juventud. Y es que cualquiera puede ser “esa chica” independientemente de la edad o del género, basta con sentirse apelado por una serie de estereotipos.
Todas estas tendencias establecen una distinción entre chicas/girls y mujeres/women. En parte por esa nostalgia crónica en la que padece sumida la generación millennial y que alimenta su miedo tanto a envejecer como a madurar.