Se estrena trailer de Roadrunner, el documental sobre el chef Anthony Bourdain

A tres años de su muerte, se estrena un documental sobre el chef, la mayor estrella planetaria de la gastronomía televisiva.
A tres años de su muerte, se estrena un documental sobre el chef, la mayor estrella planetaria de la gastronomía televisiva.

Los millones de espectadores de sus programas de televisión tuvieron una ventaja sobre sus familiares, compañeros de trabajo, parejas y amigos: lo vieron siempre editado, brillando, inteligente, atlético, arriesgado, una estrella que viajaba por el mundo intentando retratar los mejores aspectos de la condición humana a través de los rituales gastronómicos.

Pero dentro de su zona de confort, el famoso chef estadounidense Anthony Bourdain llevaba consigo el gen de una disconformidad patológica, que en la juventud le había deparado un traumático paseo por la galería de los excesos y en la madurez temprana lo llevó a quitarse la vida, hace tres años, mientras grababa un programa en la Francia de su abuelo.

Los programas de Bourdain –que fue además un escritor exitoso, con 14 obras publicadas- sobrevivieron a su sorpresiva muerte, a los 61 años, ya que quedaron encriptados en la memoria de millones de televidentes de los cinco continentes que con él supieron que se aprende más en los viajes comiendo en las calles que yendo a los restaurantes, que encontrarse con buenas personas puede ser tan importante como disfrutar de los grandes paisajes.

Los trabajados episodios que condujo durante once años, primero para Travel Channel bajo el título paraguas de “Anthony Bourdain: No Reservations”, y luego para CNN, con el nombre de “Anthony Bourdain: Parts Unknown.2”, pueden considerarse los cimientos sobe los que se construyó el edificio del interés masivo actual de los televidentes del mundo por los universos culinarios.

Como los periodistas que aman salir a la calle, buscar fuentes, relacionar cosas, hacer preguntas, aquel hombre irónico y filoso estaba a kilómetros de los chefs televisivos, cómodos panelistas de la nada, habiendo sido una estrella de la profesión: sus programas invitaban a valorar las personas en su ambiente, la comida sin ambiciones de cinco estrellas, las historias que todos tienen para contar, si se los escucha.

Luego de su muerte por ahorcamiento, el ex presidente Barak Obama, que había participado en un capítulo sobre Vietnam de “Anthony Bourdain: Parts Unknown.2”, escribió un sentido texto: “Taburetes de plástico, unos fideos baratos pero deliciosos, y cerveza de Hanói. Así es como recuerdo a Tony. Nos dio una lección sobre la comida y, lo más importante, su capacidad de unirnos a todos. Nos enseñó a no temer lo desconocido.”

En Estados Unidos, en cuatro semanas se estrena, después de su avant premiére el viernes pasado en el Festival Internacional de Cine de Tribeca, “Roadrunner”, un documental que Morgan Neville realizó a partir de la gran cantidad de material grabado inédito que dejaron las numerosas temporadas televisivas de Bourdain, que había empezado conduciendo el programa “A Cook’s Tour”, en la señal Food Network, en 2002.

“Los programas casi nunca eran sobre comida. El tema central era como Tony aprendía a ser mejor persona”, razona en un pasaje del documental uno sus amigos en las aventuras culinario-existenciales, el chef y empresario David Chang, un estadounidense hijo de inmigrantes coreanos dueño de la prestigiosa cadena Momofuku, que revolucionó el mercado de la pastelería neoyorkina de calidad.

En otro pasaje del documental se escucha al conductor observar qué, aunque pueda parecer parte del plan de una estrella que hace sólo lo que le gusta, “no es normal” una existencia en que “en un momento estoy de pie junto a una freidora y al siguiente mirando el atardecer en el Sahara”, mientras la máquina de producir pide más y más capítulos para televisar.

Bourdain comenzó su carrera rumbo al estrellato cuando, trabajando como chef de “Brasserie Les Halles”, al sur de Manhattan, publicó un artículo contado las partes oscuras del negocio de la gastronomía en la revista The New Yorker, con el título de “No comas antes de leer esto”, combinando sus años de trabajo en restaurantes con una importante experiencia como escritor periodístico free lance.

La repercusión de aquel ensayo periodístico de 1999, repleto de documentación ominosa para los que gustan comer en los restaurantes terminó conduciéndolo a su mayor éxito literario, “Confesiones de un chef”, que se mantuvo en la lista de los más leídos de Estados Unidos durante 44 semanas, fue traducido a 22 idiomas y popularizó uno de sus consejos al público: “Nunca coman pescado los lunes”.

Luego vino la vorágine de la televisión, la construcción de un personaje irreverente y carismático que se dedicó a contar historias de vida en torno a la comida tomándola como parte del universo de la cultura e intentando llegar a un público más o menos sofisticado, aquel que ni en broma anotaría las recetas de un chef simpático que cocina en un decorado con platos llenos de colores y productos industriales.

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