La fiebre amarilla ya dejó dos víctimas fatales en lo que va del 2018. Uno de los casos fue en Lanús, Buenos Aires; el otro residía en Río Negro. Ambos habían visitado Brasil este año. Además, hay cinco personas internadas por el contagio del virus.
El último fallecido era oriundo de Cipoletti y viajó el 1 de marzo a Río de Janeiro. No había sido vacunado porque en un vacunatorio local le indicaron que por su edad, no era necesario e incluso había contraindicaciones.
Seis de los siete casos tienen el antecedente común de haber visitado Isla Grande en Río de Janeiro (además de otros destinos de ese país) y uno Ouro Preto en el estado de Minas Gerais.
Otro dato importante es que según el último Boletín Integrado de Vigilancia del Ministerio de Salud, ninguno había recibido la vacuna contra la fiebre amarilla.
La doctora Patricia Angeleri, directora nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud le dijo a La Nación que “Lo que ocurre en Brasil no es común. Puede pasar que una persona que viaja siempre piense que como nunca le pasó, no le va a pasar, pero desde el año pasado comenzó una secuencia de casos que preocupa que fue en aumento y sigue este año”.
En Brasil, entre el 1 de julio de 2017 y el 13 de marzo de 2018 se notificaron 920 casos humanos confirmados de fiebre amarilla, incluidos 300 fallecidos, cifra superior a lo reportado en el mismo periodo del año anterior (610 casos confirmados con 196 fallecidos).