El Conurbano es una cama de espinas para Schiaretti o cualquier proyecto federal

El Conurbano es una cama de espinas para Schiaretti o cualquier proyecto federal • Canal C

Por Germán Negro para Canal C

En las últimas elecciones presidenciales, la provincia de Buenos Aires incidía con un 37 por ciento del padrón, unos 16 millones de votantes, pero con la particularidad de que 11 millones estaban concentrados en el área que rodea a la Ciudad Autónoma. Conocido como Conurbano bonaerense, los números de ese entramado de partidos demográficos y sociales crecerán a partir del Censo 2022, que comenzó a procesarse por estas horas.

La desaparición del Colegio Electoral en el sistema político argentino (desde la vigencia de la Constitución de 1994), le da a esa pequeña porción del territorio una posición determinante en cada elección nacional. Con crisis económica y social en pleno crecimiento, se necesita un trabajo territorial constante, lo que incluye dávidas y cualquier tipo de asistencialismo posible, para hacer pie en una ancha franja de sectores vulnerables: lo que el año pasado fue graficado por un ministro bonaerense como “poner platita en el bolsillo”.

Con tres discursos en cinco días, el gobernador Juan Schiaretti ratificó que está orejeando las cartas para jugar fuerte en las presidenciales del 2023 (como candidato o como DT de una fórmula). Sin embargo, cualquier movimiento deberá sortear la postura refractaria a cualquier intento federal que ha tenido el Conurbano. Ello significa que el intento debe incluir a un candidato cercano (por caso, Eduardo Duhalde cuando acompañó a Carlos Menem en 1989) o una “rosca” seductora que no espante a intendentes y punteros locales, temerosos de perder en el reparto.

En sus alocuciones, bendecidas por el círculo rojo de empresarios y referentes sectoriales, Schiaretti recordó que “cada cuatro años” hay que empezar de nuevo (se traduce como un reclamo de políticas de Estado) y apuntó al corazón de las prebendas en subsidios que tiene precisamente el Conurbano. Aunque sea un reflejo de la realidad, para asentarse en ese territorio debe quedar en claro que es posible una distribución federal sin
pegarle de lleno a fragilidad social de barriadas hinchadas de planes, de beneficios y degradadas sistemáticamente.

Si el armado político del gobernador cordobés, capaz de llevar adelante un programa “productivo y federal”, cuenta con la venia del peronismo nacional (kirchnerismo al margen) el camino sería menos cuesta arriba que si avanza por una vía alternativa.

Por lo pronto, Schiaretti comenzó a buscar aliados y a apoyarse en grupos de acción política y económica que ya están hartos de la decadencia argentina: por ejemplo, la Fundación Mediterránea.

El consultor Guillermo Seita –también trabaja para Sergio Massa, entre otros- y el salteño Juan Manuel Urtubey son por ahora los hombres más cercanos a Schiaretti a nivel nacional, equipo que por ahora no alcanza en las grandes ligas. No sería extraño que Massa, de futuro siempre impredecible, visite a al gobernador este fin de semana cuando llegue para acompañar al equipo de Tigre, que el domingo jugará en Córdoba una final frente a Boca.

El tigrense ya le dio la espalda una vez a Schiaretti, pero perdió incidencia confianza en una parte del electorado luego de pegarse a Cristina y a Alberto Fernández, quienes atraviesan su peor momento en cuanto a imagen pública.

Claro que antes de buscar un reconocimiento nacional, Schiaretti deberá revalidar sus títulos en Córdoba, donde las elecciones provinciales se adelantarían probablemente para mayo de 2023. El gobernador no puede ser candidato, pero una victoria del PJ provincial sería clave para el último empujón.

Leer más: La Mediterránea ya se muestra con la mira en el 2023

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