Sanadores Egipcios: uno de los detenidos sostiene que era víctima de una secta

Maximiliano Iciksonas se encuentra preso hace casi un año. En una carta comparó la experiencia con el holocausto judío y apuntó contra el falso psicólogo Álvaro Aparicio Díaz.
Maximiliano Iciksonas se encuentra preso hace casi un año. En una carta comparó la experiencia con el holocausto judío y apuntó contra el falso psicólogo Álvaro Aparicio Díaz.

“El calvario de estar atrapado en una secta” es el título de la carta pública que difundió Maximiliano Iciksonas (chef, 43), quien se encuentra detenido desde hace casi un año en el penal de Bouwer acusado de formar parte de las estafas realizadas por la agrupación conocida como “Sanadores Egipcios”.

En una carta de 3 páginas, Iciksonas señala directamente a Álvaro Aparicio Díaz y a su esposa, Carolina Cannes, como los responsables de un lavado de cerebro que lo convenció, a él y a su pareja de ese entonces, a entregarles a los acusados sus vidas enteres, emocional, física y económicamente. El primer acercamiento, relata, fue como asistentes a sus cursos sobre la historia del antiguo Egipto. Luego, poco a poco, dice haber sido manipulado para realizar todo tipo de tareas forzosas, convencido de que con sus poderes sanadores, él y su esposa podrían tener un hijo propio.

“Nos envolvió con promesas, falsa amistad, falsos conocimientos, falsos dones (…). Esa persona arruinó mi matrimonio, mi familia, mi vida. Primero me alejé de mis amigos, luego me alejé de mi familia (…). Al cabo de un tiempo, mi único círculo de personas cercanas tenía que ver con este personaje funesto y toda mi vida giraba entorno de él”, cuenta.

También hace mención de las deudas que contrajo para poder costear viajes a Egipto y para pagar sus cursos de capacitación. “Es probable que me pase los años que resten de mi vida pagando esas deudas a bancos, tarjetas de créditos y financieras. Hoy
me veo en esos años y realmente me desconozco”.

Maximiliano cuenta, luego, que al llegar la pandemia Aparicio y Cannes convencieron a sus adeptos de que el mundo se acabaría pronto, por lo que se trasladaron a la “Estancia Pozos Azules de Villa Cura Brochero, que es de su propiedad”, donde cuenta que se los obligó a hacer todo tipo de tareas forzosas en condiciones inhumanas.

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Más adelante, relata que al enterarse de los allanamientos y pedidos de captura contra la agrupación, contrató abogados. “Fui el primero en entregarse voluntariamente, al primer día hábil siguiente al conocer aquella noticia, porque soy inocente, una persona de bien, y tenía confianza en la justicia. A nadie le importó que yo me haya entregado, hoy llevo casi un año preso en Bouwer, no puedo entender cómo puedo estar pagando con cárcel el delito de haber estado vulnerable en un momento de mi vida y quedar atrapado por una secta que arruinó mi vida y la de mi familia”.

Cabe recordar que tanto la defensa de Iciksonas como la de otros tres implicados en la causa (Carolina Altamirano, Flavia Stefanich y Liliana Daríomerlo) sostienen que los mencionados son víctima de trata de personas.

En las últimas horas el juez Miguel Hugo Vaca Narvaja hizo lugar al planteo de estos defensores y consideró que estas personas fueron víctimas de supuesta trata de personas por parte de los máximos responsables de la presunta secta. “Deben ser considerados de forma inescindible del delito de trata de personas, por los mismos tribunales federales” y cita la normativa: “Las víctimas de la trata de personas no son punibles por la comisión de cualquier delito que sea el resultado directo de haber sido objeto de trata”.

La carta completa disponible a continuación:

El-calvario-de-estar-atrapado-en-una-secta-Maxi-Iciksonas

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