¿Qué tan lejos está Javier Milei del kirchnerismo? Esa fue la pregunta que lanzó el conductor del ciclo Realidad 2025, en una noche cargada de imágenes, gestos y señales políticas. Con el recuerdo fresco del acto del 25 de mayo, el presidente apareció envalentonado por el apoyo popular, pero sus formas encendieron una comparación inevitable.
Mientras en el Tedeum se mostraba distante de Jorge Macri y Cristina Fernández evitaba saludarlo, la narrativa libertaria volvió a colocarse en una vereda supuestamente opuesta. Sin embargo, los gestos dicen otra cosa. La no votación de la Ley de Ficha Limpia, con supuestos acuerdos entre el oficialismo y senadores aliados a Cristina, abre la sospecha de un pacto no declarado que busca mantener viva a su enemiga política más conveniente.
En la editorial se marcó un paralelismo contundente: corrupción, uso de la SIDE, escraches a periodistas, manejo de ATN como premios o castigos y enemigos ideológicos. Todas prácticas que el kirchnerismo dominó… y que hoy también se le señalan al presidente Milei. Incluso el rechazo a leyes a favor de jubilados y las denuncias sobre fondos de empresas amigas para actos políticos parecen calcadas de un manual ya conocido.
La reflexión final fue clara: salvo por el superávit fiscal —que aún está por verse a costa de qué—, las diferencias entre Milei y el kirchnerismo no parecen tan profundas. Quizás, como dijo el editorialista, “la única diferencia entre uno y otro es que Milei, por ahora, tiene las cuentas en orden”.