"Un país pendular y sin freno" es el título con el que José Ravalli resume, con precisión quirúrgica, el recorrido errático de la Argentina. En su reciente editorial, el periodista no solo repasa momentos de nuestra historia reciente —como la era Menem y sus contradicciones—, sino que también plantea interrogantes urgentes sobre el presente: ¿estamos bien, pero terminaremos mal?
Ravalli apunta contra los errores estructurales que arrastra el Estado argentino desde hace décadas: el gasto improductivo, la lógica clientelar, la inflación galopante, y el abandono sistemático de los sectores más vulnerables, como los jubilados. “Más de cinco millones cobran la mínima y ni siquiera llegan a ser considerados indigentes”, denuncia con contundencia.

Pero entre la bronca y el cansancio, asoma un dato que, para él, no debe pasar desapercibido: la reacción del consumidor. Tras el levantamiento del cepo, hubo mayoristas, supermercadistas y compradores que dijeron basta a los aumentos injustificados. Ravalli se pregunta si este freno es solo una reacción aislada o el inicio de un cambio cultural. ¿Será el nacimiento de una ciudadanía más activa y consciente?
“Alguien quiso poner freno a los mismos de siempre”, afirma con esperanza. Y ese pequeño gesto cotidiano —negarse a aceptar un abuso de precios— podría ser el primer paso hacia una democracia más sólida, donde los ciudadanos no solo exijan, sino también elijan con mayor responsabilidad.