En su última editorial Ricardo Fonesca en “Al y al Cabo” habla sobre el reciente viaje de Javier Milei al G20. Quien asistió a reuniones con líderes internacionales como Donald Trump, expone un dilema político: la búsqueda de legitimidad global contrasta con las tensiones ideológicas y económicas que podrían afectar su gestión.
Por un lado, Milei busca polarizar con Cristina Fernández de Kirchner, apelando al rechazo ético y moral que buena parte de la sociedad siente hacia la expresidenta. Sin embargo, como señala Carlos Pagni, esta estrategia podría tener un efecto contrario: fortalecer indirectamente la figura de Kirchner al evidenciar las contradicciones entre Milei y sus referentes internacionales.
El caso más claro es su relación con Donald Trump. Mientras Milei defiende el libre mercado y la integración global, Trump representa un modelo proteccionista que contrasta con los principios libertarios. Esta disparidad no solo plantea dudas sobre la coherencia del proyecto de Milei, sino que también podría tener consecuencias económicas devastadoras para Argentina si el proteccionismo estadounidense deriva en un aumento de la inflación y las tasas de interés globales.
Además, las tensiones con China suman otro desafío. La dependencia argentina de productos baratos chinos, producidos bajo condiciones cuestionables, y las críticas de Trump hacia el gigante asiático complican cualquier intento de Milei por equilibrar las relaciones internacionales y resolver los problemas económicos locales.