El calor sofocante y los cortes de luz que afectaron a Córdoba y varias provincias argentinas hoy no son más que un reflejo de un país que enfrenta problemas mucho más profundos. Mientras los ciudadanos sufren las consecuencias de un sistema eléctrico colapsado, el gobierno nacional lidia con un escenario político y económico que se complica por momentos. Las declaraciones del presidente Milei en Davos, tildadas de fascistas y homofóbicas, desataron marchas multitudinarias en todo el país, evidenciando un malestar social que no puede ser ignorado.

A esto se suma la incertidumbre económica global. Los mercados mundiales se sacudieron tras las medidas arancelarias de Donald Trump, y Argentina no fue la excepción. Sin embargo, el ministro Toto Caputo salió a tranquilizar a la población, asegurando que el gobierno mantendrá su compromiso con el déficit cero y la baja de la inflación. Pero, ¿es suficiente? Mientras tanto, en el Congreso, se prepara el terreno para discutir temas cruciales, como la privatización de empresas estatales, un tema que promete encender aún más el debate público.

En medio de este panorama, queda claro que el "calorón" de hoy no es solo climático. Es político, económico y social. Y mientras el gobierno intenta estabilizar la situación, la ciudadanía espera respuestas concretas, no solo promesas.