Desde el Viejo Continente analizan la posibilidad de hacer un cambio histórico en la Champions League: que alguna de las próximas finales se juegue en Nueva York y no en una sede de Europa.
La razón principal radica en la búsqueda de introducir los productos del fútbol europeo en los dos grandes mercados que atraen al mundo: Estados Unidos y China.
Estados Unidos será uno de los organizadores de la Copa del Mundo 2026, junto a México y Canadá, y recibir un evento de la magnitud de la Champions significaría una gran oportunidad para fomentar eventos vinculados al fútbol profesional.