Desde la distancia, es evidente que la intersección de Avellaneda y Colón destaca por su singularidad. Este punto representa una importante puerta de acceso a la ciudad de Córdoba.
En el cruce entre la plaza Colón y el colegio nacional Carbó, donde la avenida se convierte en mano única, la Municipalidad de Córdoba ha llevado a cabo una intervención urbana. Esta acción incluye la instalación de bolardos y la ampliación de veredas para mejorar la seguridad y circulación en la zona.
El proyecto es impulsado por la Subsecretaría de Movilidad y Tránsito local en conjunto con la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Global (BIGRS). La iniciativa surge debido al alto flujo de peatones y ciclistas que transitan diariamente por el área, considerados usuarios vulnerables.
Sin necesidad de interrumpir el tránsito, el rediseño busca crear un espacio específico para el ascenso y descenso de pasajeros, además de facilitar el paso a quienes utilizan medios de transporte alternativos, como la bicicleta.
Desde la noche del miércoles, se han reducido los cruces peatonales para acortar las distancias de paso, se han ensanchado las veredas y se ha ampliado el refugio peatonal ubicado en medio de los cinco carriles de la avenida Colón.
Con la nueva configuración de la bocacalle, los colectivos que circulan por Avellaneda deben girar de manera más pausada para ingresar al microcentro por Colón.
Sin embargo, un desafío a considerar en la implementación del proyecto será la gestión del tráfico en la zona, especialmente durante las horas pico, cuando el flujo vehicular es más intenso.
Por la gran cantidad de tránsito, se dispuso también un espacio determinado para la carga y descarga, además de un estacionamiento de motos para comerciantes.
Sobre Avellaneda, a su vez, el estacionamiento vuelve a ser paralelo al cordón entre Colón y 9 de Julio.
Para escoger la esquina, desde el municipio citaron estudios propios de Siniestralidad Vial, realizados entre 2019 – 2022.
