“Mean Girls”: ¿por qué su estilismo regresa dos décadas después?

Reconvertida en película de culto e icónica cinta en el imaginario de la moda, el estilo de las protagonistas vuelve a estar presente entre las tendencias.
Reconvertida en película de culto e icónica cinta en el imaginario de la moda, el estilo de las protagonistas vuelve a estar presente entre las tendencias.

Mean Girls se estrenó en 2004 y sacudió el pequeño mundo de ese público que leía sobre tendencias. Veinte años después, el temblor continúa bajo el suelo. Es considerada una película de culto, la dinámica de mañanas de instituto y tardes de centro comercial del grupo liderado por Regina George (Rachel McAdams) se ha constituido en objeto de análisis bajo la perspectiva de la mirada feminista, y el icónico uniforme de minifalda se ha cristalizado como inmortal. Mean Girls no puede entenderse sin la moda, ya que funciona como un recurso narrativo más. Minifaldas mínimas, sandalias de tacón, prendas de color rosa los miércoles y, por encima de todo, esa camiseta con la frase “a little bit dramatic”  (un poco dramática) estampado sobre el pecho de Regina George.

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Ese estilismo tiene la cualidad de definir el mensaje y propósito de la película. Pero en general la historia de Mean Girls es una que se mueve gracias a los looks y las lecturas e interpretaciones que de ellos hacen sus protagonistas. Una estética que está de vuelta y que no podemos dejar de ver en la calle y en las redes sociales con el regreso de las tendencias de la década de los 2000.

La capacidad de los estilismos de Mean Girls de haber trascendido su tiempo gracias en parte a su icónico vestuario, demuestra la inteligencia de la encargada de crearlo, Mary Jane Fort. Logró adelantarse a las tendencias, fijándose en las pasarelas y mirando hacia el futuro, pero también incorporando una mirada hacia el pasado, concretamente, al de las chicas de los años 50 que se arreglaban muchísimo para ir al instituto.

Además de atemporales, los looks en Mean Girls eran muy sexies, uno de los grandes rasgos definitorios de la estética Y2K. Como a esas películas, hoy también se utiliza ese concepto y uso de lo sexy en la moda con una mirada más feminista y consciente. 

El guión escrito por Tina Fey y Roselind Wiseman no hace enteramente de George un personaje malvado, sino que deja intencionalmente parte de la maldad a la interpretación del público mediante testimonios de otros alumnos, influenciados por el rechazo que se destila de su popularidad. La ironía recae no solo sobre la lengua viperina asociada a chicas como la pandilla The Plastics, sino también sobre la mirada con la que se juzga su feminidad. Por eso mismo el guión, carga también de malas intenciones a otros personajes, como a Janis, que no detiene sus ansias de venganza contra Regina y tampoco tiene muchas cosas buenas que decir del resto del alumnado. O incluso a Cady, que influenciada por Janis llega a provocar serios daños sobre la salud mental y física de Regina. La satirización de la película es inteligente porque huye del maniqueísmo e invita al espectador a resituar continuamente el papel de la víctima.

La energía años 2000, lo sexy, las minifaldas y el uso no dosificado del color rosa vuelven a ser tendencia, pero esta vez incluso sin la culpabilidad de ocupar ese espacio. Mean Girls se ha constituido en una fuente de inspiración en moda, un mood board ganador para 2023, pero es que además volver a verla y comenzar una conversación sobre su trama tiene también algo que la hace completamente actual veinte años después.

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