“Me amenazó con el arma con la que después mató a mis hijos”

Tras 13 años de aquél 14 de febrero de 2006, Verónica Ruiz se define como una persona “dura, no fuerte” pero que todavía es incapaz de no quebrarse al contar su historia.

Un no casual Día de los Enamorados, exactamente 19 días después de que Verónica intentara rehacer su vida yéndose a vivir con su nueva pareja, se produjo una masacre que marcaría la historia cordobesa al punto de impulsar la creación del Fuero de Violencia Familiar.

Aquél mediodía, un sargento, retirado de la Policía de Córdoba, mató a sus cuatro hijos de entre 6 y 14 años y posteriormente se quitó la vida, sin antes dejarle una carta a su ex y madre de los pequeños que rezaba: “Verónica, te esperamos.”

Rosario Cándido González, fue el autor de aquella atrocidad, pero no fue la única que cometió.

Antes de que se diese este trágico desenlace, Verónica lo había denunciado 5 veces por violencia física y psicológica. Es más, en la última denuncia que había efectuado, en marzo del 2005, les detalló, entre lágrimas, a los policías que su marido la había amenazado de muerte colocándole un arma en la cabeza, en frente de sus hijos. Sin embargo, la justicia no llegó a tiempo y al año siguiente, González, ejecutó a sus hijos con esa misma arma.

El relato de Verónica, es el de una víctima de violencia de género a la que nadie escuchó, es el de una víctima de la sociedad, la justicia y los paradigmas de la época. Es ella misma, la que se define como una sobreviviente y la que expresa que después de tantos años, aún su causa judicial contra el Estado ausente no tiene fin. “Trece años después no es justicia, es un calvario”, dice.

La Masacre de barrio Cerveceros en Crímenes de Córdoba.

 

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