Aunque parezca inofensivo o incluso útil, el multitasking puede reducir tu productividad hasta en un 40%. Cambiar de una tarea a otra le cuesta al cerebro alrededor de un segundo, y eso repetido muchas veces al día termina afectando seriamente tu eficiencia. Lejos de ayudarte a avanzar más rápido, esta práctica termina saboteando tu concentración y la calidad de lo que hacés.

Nuestro cerebro no fue diseñado para esto
Estudios revelan que el cerebro humano no puede ejecutar varias tareas complejas en paralelo de forma efectiva. Está hecho para enfocarse en una sola cosa a la vez. El intento de abarcar más de lo que podemos genera sobrecarga cognitiva, dificulta la toma de decisiones, incrementa los errores y puede incluso afectar nuestra memoria a largo plazo.
¿Qué hacer en vez de multitasking?
En lugar de dividir tu atención, la coach Suzette Roldán Medina sugiere técnicas para fomentar el enfoque. Desde diseñar bloques de tiempo para trabajar sin interrupciones hasta aplicar la técnica Pomodoro (25 minutos de trabajo + 5 de descanso), el objetivo es entrenar la mente para mantener la atención plena. Además, aconseja definir intenciones claras antes de empezar cada tarea y conversar con tu equipo sobre prioridades reales.

Monotasking: la alternativa saludable
Una tendencia emergente en los espacios de trabajo es el "monotasking" o “deep work”: hacer una sola cosa a la vez con total atención. Esta práctica no solo aumenta la productividad real, sino que reduce el estrés y mejora la calidad de vida laboral. Las competencias del coaching, como la escucha activa y la presencia plena, están alineadas con este enfoque. Menos es más: hacer menos, pero con más intención, puede ser la clave para lograr más sin agotarte.
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