Investigan si tenía coronavirus la mujer que murió tras denunciar abandono del sistema de salud

Liliana Giménez tenía 44 años y dos hijos, vivía en La Falda, Córdoba y este martes murió, pese a que todavía no se comprobó si estaba infectada de coronavirus, tenía síntomas compatibles con la enfermedad desde el 29 de marzo, pero recién el 5 de abril accedieron a enviarle un médico para evaluarla. Daba clases de literatura a presas y usó su profesión para narrar su calvario a través de Twitter. “‘Murió de unas fiebres misteriosas’. No fui escritora, pero tuve un final ad hoc”, escribió en la red social el 31 de marzo. Esta profesora de Literatura, recibida en la Universidad Nacional de Córdoba, impulsó la revista Rotas Cadenas, un proyecto literario con mujeres recluidas en el penal de Brouwer, se definía como una “especialista en acarrear personas”y defendía a los más vulnerables. Pero, en sus últimos días, hizo una desgarradora crónica del calvario que le tocó vivir.

Liliana nació en Buenos Aires pero durante su niñez su familia se mudó a un pueblo de Misiones, llamado Puerto Rico. Allí conoció a su mejor amiga, Elizabeth Auras, que fue la encargada de dar la triste noticia en Twitter: “Se murió mi amiga del alma @414us_ 44 años. No sé si fue el puto coronavirus​ o el nefasto sistema de salud. Lo que sí sé, es que no es justo. No es justo”, escribió. La mujer huyó de la casa de sus padres a los 16 años, en medio del maltrato y abuso familiar. Encontró su lugar en Córdoba, donde estudió Literatura, se casó y tuvo dos hijos, un varón y una nena. “Era una mujer muy comprometida. Y era una campanita. A pesar de todo su dolor, ella nunca perdió fe en la humanidad. Enseñaba en la cárcel por vocación. Amaba a sus alumnos”, cuenta Auras.

El 27 de marzo, Liliana comenzó con los primeros síntomas y el 29, contó en Twitter, con el sarcasmo que la caracterizaba: “38,3 hasta luego amigos, los quise”. La fiebre continuó por nueve días más, mientras la mujer llamaba a la línea de atención impuesta por el Ministerio de Salud y se acoplaba al protocolo en el marco de la pandemia, las autoridades le respondían que, mientras tuviera sólo fiebre, debía tomar paracetamol y no ir a la guardia de ningún hospital.

Le dijeron que podía esperar hasta diez días, que si no tenía otros síntomas, entonces su caso no era grave. “Dice Apross que aumente la dosis, pero que NO VAYA a los centros de salud. No califico para Covid-19”, contó en uno de sus tuits. Cansado de esperar, el 6 de abril su marido la llevó a la Clínica Privada de La Falda, donde le hicieron una placa de tórax y vieron que sus pulmones estaban casi tomados por completo. Horas más tarde, el 7 de abril murió. A su familia le dijeron que era por una neumonía. Mientras esperan los test complementarios de Covid-19, ya que el primero que le hicieron dio negativo, el cuerpo de Liliana ya se mandó a cremar.

 

 

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