Fuerte mensaje del arzobispo Rossi en la protesta de la Iglesia contra la droga

Bajo la consigna "basta de droga, basta de violencia", la máxima autoridad de la Iglesia en Córdoba reclamó cambios profundos ante la atención de Llaryora y otras autoridades.
Bajo la consigna "basta de droga, basta de violencia", la máxima autoridad de la Iglesia en Córdoba reclamó cambios profundos ante la atención de Llaryora y otras autoridades.

La violencia en el último tiempo ha atravesó a Córdoba de una punta a otra. Como el propio arzobispo de la provincia dijo este lunes por la noche en su discurso “nadie zafa de esta”. Ni siquiera la propia Iglesia logra salvarse de las garras del narcotráfico y la egresión, tal y como demuestró el el tiroteo que se produjo semanas atrás en la fundación del padre Oberlin , la cual se dedica a asistir novenes con problemas a las adicciones.

En este contexto se generó una convocatoria multitudinaria de la Iglesia Católica a la que se sumó el Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz) bajo la consigna fue: “Basta de droga, basta de violencia”.

El arzobispo cordobés, Ángel Sixto Rossi, no anduvo con vueltas y ante la mirada expectativa de altos funcionarios de la política cordobesa, como el intendente Martin LLaryora o el ministro de seguridad Julián López, habló con firmeza sobre la situación del consumo de drogas en el ámbito local.

Fuerte mensaje del arzobispo Rossi en la protesta de la Iglesia contra la droga • Canal C

Rossi remarcó que el reclamo realizado este lunes no es la consigna de ninguna facción, porque es la de todos”. Y añadió: “Que el tema central sea no la tajada propia, egoísta, sino el bien común de nuestra gente, el cuidado de todos y especialmente de los más débiles”. 

Al exponer la preocupación por el avance de las drogas, el arzobispo subrayó: “Este anhelo tampoco es exclusividad de ninguna religión. Es un lugar sagrado que nos une a todos los credos, es un templo común donde hay lugar también para quienes no profesan ninguna fe, donde descalzamos el alma, juntamos las manos, donde lloramos y rezamos”. Y agregó: “Nos duele y nos llena de impotencia ver a nuestros niños y jóvenes hechos víctimas de la miserabilidad de unos pocos”.

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