Para comprender el actual dilema que enfrenta Argentina y sus posibles desenlaces, Canal C dialoga con Hugo Rodriguez, economista graduado de la Universidad Nacional de Córdoba, Doctorando en Política y Gobierno, Presidente de la Asociación de Pensadores Nacionales Manuel Belgrano. Cuenta con análisis en su canal de Youtube “Tanque de Ideas” .
Desde tu perspectiva ¿ la firma del acuerdo con el FMI es inevitablemente necesario? Que ocurriría concretamente en caso de no firmar?
La defensa principal radica en que el acuerdo se podía evitar. Existieron dos momentos históricos en la Argentina donde pudimos suspender el pago de la deuda al FMI y solicitar la Auditoria Integral de esta por el procedimiento a través del cual fue contraída. El primer momento histórico fue con la asunción de Ricardo Alfonsín, que debe continuar con el pago de la deuda contraída por el Gobierno Militar anticonstitucional que nunca debió recibir financiamiento internacional, al no se un gobierno legítimo. El segundo momento histórico tiene lugar con la asunción del gobierno de Alberto Fernández. Recibe una deuda de 45 mil millones de dólares que contrajo la gestión de Mauricio Macri, la cual viola en principio 3 grandes reglamentaciones:
A) Todos los miembros países miembros del Fondo integran una cuota de participación y el organismo puede prestar hasta 413% ese valor. En 2018, la argentina recibe 1277% su cuota. Constituyendo la deuda argentina el 47% de la cartera del Fondo
B) En el Convenio Constitutivo del FMI, Artículo VI (“Transferencias de Capital”), Sección 1 (“Uso de los recursos generales del Fondo para transferencias de capital”), se establece que los recursos del organismo no pueden ser utilizados para hacer frente a salidas considerables o continuas de capital. Lo que pasó con el crédito de 2018 es que se fugó completamente, se utilizó para que empresas y personas físicas sacaran dólares del país. La Oficina de Evaluaciones Independiente del FMI alertó al respecto y por eso el crédito se interrumpió.
C ) El artículo 75 de la CN establece que los acuerdos sobre la deuda externa deben pasar por el Congreso Nacional y el acuerdo de 2018 no lo hace.
Los anteriores 3 argumentos, entre muchos otros, permitían al gobierno de Alberto Fernández comenzar su gestión judicializando y cuestionando el Endeudamiento. Dicho proceso implica que no se puede abonar la deuda hasta que se haya resuelto la cuestión de fondo sobre su legitimidad. Esta estrategia le daba a la Argentina un margen de algunos años para acomodar sus finanzas e incluso negociar quitas sobre el capital e intereses de la deuda contraída con el Fondo sin caer en Default. No caímos en Default por el hecho de que el argumento no era la falta de dólares, sino la ilegitimidad del proceso de endeudamiento.
Lo anterior muestra que claramente la Argentina podía comenzar con una estrategia de no pago sin caer en Default, aunque el efecto real sobre los mercados sería una anulación total de la posibilidad del gobierno de tomar créditos en el extranjero y una suba del riesgo país. Lo que de todas maneras termina ocurriendo.
Yendo específicamente al 2022, si Argentina no firma el acuerdo con el fondo y adicionalmente no le pagara al organismo ni a ningún otro acreedor estaría en una situación muy difícil. El punto crítico es que Argentina no tiene dólares para cubrir las importaciones y nuestra industria nacional requiere en enorme medida de insumos importados. No acordar con el Fondo podría implicar un corralito, prohibición de importaciones y una fuerte caída en la producción nacional por comentar algunos puntos. Pero la pregunta más interesante, cómo veremos después, es si la firma del acuerdo evita ese escenario o no.
