En su más reciente informe, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) indicó que la pobreza bajó del 44,7% al 43,8% entre el 2020 y el 2021, pero la reducción no es “estadísticamente significativa, ya que nos deja más cerca del año 2019, aunque igualmente en niveles superiores a los valores de la década”.
El director del ODSA, Agustín Salvia, analizó que “La pandemia lo que desnuda y muestra con mayor crudeza es que la Argentina no tiene capacidad de crecer, de generar empleo, trabajo, un ingreso digno, productivo, ni capaz de, al mismo, tiempo producir bienes y servicios para que los pobres puedan salir de la pobreza y la sociedad pueda estar mucho más integrada”.
Para revertir la situación de constante crecimiento de la desigualdad y precariedad laboral, hacia el 2030 la Argentina necesita crear 400.000 empleos por año y una reducción sustancial de la inflación. El informe indica que en la última década, en promedio, las condiciones socioeconómicas empeoraron, pese a los discursos que declamaron lo contrario y al supuesto aumento de la protección social del Estado.
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El informe continúa explicando que “La reducción que se detecta entre los años 2020-2021 en pobreza, se explica fundamentalmente por una caída en los niveles de indigencia, que pasa de 9,8% a 8,8%. Sin embargo, este comportamiento no se replica entre los pobres no indigentes”.
Otro dato alarmante del relevamiento es que casi 2 de cada 3 niños, niñas y adolescentes en Argentina están por debajo de los niveles de pobreza según los ingresos familiares. Esto representa al 64,9% de chicos.
Salvia también señaló que el aporte de las asignaciones estatales ha sido fundamental para que no se disparen los números: sin los planes, la indigencia pasaría al 18% y la pobreza al 48%. Cabe aclarar que “Un tercio de la población argentina o un poco más está siendo asistida por un programa económico o alimentario” indica Salvia, quien afirmó que el 33,8% de los hogares en la Argentina reciben una asistencia pública de transferencia de ingresos o asistencia alimentaria son el 33,8 por ciento, que constituyen el 44,7 por ciento de la población”.
Otra instancia del informe afirma que el 48% de la población declaró que sus ingresos no son suficientes. “Asimismo, podemos ver una reducción de la proporción de personas que declararon que les alcanzan los ingresos y tienen posibilidades de ahorrar algo”, suma, ya que en una década, la población con capacidad de ahorro se redujo a casi la mitad (de un 15,9% en 2011 a un 8,4% en 2021).
“Podemos observar un proceso de precarización y de mayor marginalidad económica en la última década, con un 9,1% de desempleo y un 19,2% de subempleo inestable. Tan sólo un 42,1% de la fuerza de trabajo es contratada por el sector formal”, informan. “La tasa de desocupación se incrementó de 10,6% a 14,2%. La posterior reactivación, el efecto de un persistente desaliento y las licencias por COVID-19 generaron que en 2021 la desocupación disminuyera al 9,1% de la población económicamente activa”, cierra.
