El próximo domingo 7 de marzo se colocarán las reliquias de la Beata Catalina de María en el Altar de la Iglesia Catedral de Córdoba, Nuestra Señora de la Asunción, durante la Misa que tendrá lugar a las 10:30 horas. La misma será presidida por el padre Carlos Roberto Varas, sacerdote del clero de Córdoba, quien quiso dejar cumplido un sueño que había quedado postergado.
Reliquia significa “lo que queda”, “lo que resta” de las personas amadas. En este caso se trata de una reliquia de primer grado, mínimas, son astillas de hueso de la Beata que colocadas en un relicario serán colocadas en el altar del Sagrado Corazón, en el sagrario de ese altar, por encontrarse en este lugar la imagen de la Beata Catalina de María.
Nos unimos en la acción de gracias a Dios y pedimos de un modo especial que la presencia de nuestra querida Madre Catalina siga siendo esperanza y fortaleza para todos los que acuden a pedir su intercesión.
En el 2017, año de la beatificación de madre Catalina, se incluyó una imagen de la Beata en la Catedral de Córdoba, en el marco de la misa de acción de gracias, momento memorable en el que participaron las diversas comunidades de las Hermanas Esclavas que unas horas antes habían sido parte de una fiesta misionera, una fiesta de Todos.
Ahora se suma un signo más de la presencia de Catalina, sus reliquias, una confianza reparadora en tiempo de pandemia, para interceder por las intenciones que le dejan, para bendecir las “gracias especiales” que la gente acerca con gratitud y confianza en la Madre.
Ella que junto al Cura Brochero conoció el trabajo, el dolor y la entrega durante la epidemia de cólera en Córdoba, hoy es un signo de presencia reparadora, un signo de fe para quienes necesitan de la salud física, espiritual, y de renovar la esperanza.
El mismo nombre “reliquia” designa “lo que queda”, “lo que resta” de las personas amadas. Y como la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona, así lo que es un sentimiento natural de amor hacia nuestros deudos, se convierte en un acto religioso referido a los que son nuestros parientes en la fe: los bienaventurados. Y ese acto, que consiste en conservar piadosamente y venerar sus reliquias, es muy útil y recomendable y enriquecedor de nuestra vida espiritual.
