Por: Ernestina Marzi
La Organización Mundial de la Salud estableció el 12 de noviembre como el Día Mundial de la Obesidad, como una forma de generar consciencia en la población alrededor de esta problemática.
Para saber más del tema, y para que de su punto de vista multidisciplinario, conversamos con la Médica especialista en Nutrición, Diabetes, Obesidad y Psiconutricion, María de los Ángeles Sánchez Calvin (MN 121.757), quien nos explicó que la situación en Argentina es alarmante, tanto en niños y adolescentes como en adultos.
Al respecto, explicó que en nuestro país “Tenemos una tasa de 6 de cada 10 argentinos con obesidad, que según las últimas encuestas, viene en aumento. Además, se supo que durante el tiempo de cuarentena 8 de cada 10 argentinos aumentaron de peso. Estos son números que llaman la atención a todos los profesionales de la salud, especialmente a los que nos dedicamos a prevenir y combatir la obesidad. Para nosotros son cifras alarmantes porque vienen en aumento y cada año se duplican”.
Pero bajar de peso no es fácil, y la misma profesional lo reconoce. Es un camino que necesita acompañamiento, especialmente en los más pequeños. Relata Sánchez Calvin que en niños y adolescentes el sobrepeso está en aumento: ” Las encuestas se hacen cada 4 años y las cifras suben entre niños y adolescentes. La preocupación puntual es que no sólo es en obesidad, sino también en la desnutrición, o sea que tenemos muchísimo para trabajar en nutrición”.
Asimismo, se rescatan los avances que se están haciendo en cuanto a los alimentos envasados, destacando que “Uno de los pasos en los que estamos trabajando es en la Ley de Etiquetado Frontal, como paso que busca que toda la población pueda elegir sus alimentos de forma consciente”.
Cuando le preguntamos a la doctora cómo influyen en esta enfermedad otros factores, como el estrés, el encierro o el estado de ánimo, nos cuenta que éstos son situaciones determinantes en el consumo y en la actitud ante la ingesta de alimentos.
“Durante la cuarentena se pudo ver mucho en la redes sociales de todo el mundo que la gente compartía cómo cocinaba su comida. Esta actitud es un resultado del estrés. El estrés nos prepara para la lucha o la huida, y esto se produce cuando sentimos que algo nos está poniendo en peligro. Si bien hemos evolucionado un montón como humanos, nuestro cerebro sigue siendo arcaico, de la persona antigua, que debía lucha o huir para mantenerse vivo. Y cuando alguien huye debe tener herramientas para mantenerse alimentado e hidratado durante mucho tiempo”, explica.
Entonces, en la actualidad, “esta misma metodología cerebral se mantiene al día de hoy, por eso cuando nuestro cerebro siente la amenaza del estrés con aumento de cortisol, reacciona igual. No se dedica a metabolizar alimentos, realizar una buena digestión y que podamos enfocarnos en una alimentación consciente y variada. Sino, se dedica a guardar, porque no sabe en qué momento no va a tener”. Es decir, fuimos directo a lo que nos daba seguridad.
Asimismo, explica que se puede acompañar el descenso de peso usando diferentes terapias complementadas: “Podemos hacer un abordaje de la nutrición y de esa búsqueda de alimentación saludable basándonos en cuatro pautas generales: nutrición, medicina, psicología y ejercicio físico. Siempre buscando que todo esto genere placer, no una dieta restrictiva que si lo dejamos de hacer, nos genere culpa”.
Y Sánchez Calvin continúa: “Dentro de la psicología tenemos manera de trabajar multidisciplinariamente con el paciente desde la psico-nutrición, y tenemos un montón de herramientas que ayudan a que el paciente cambie su relación con la alimentación”.
Dentro de estas terapias complementarias existe el mindfulness, que en el caso de la alimentación se llama ‘MindFulEating’. “Esto es una filosofía proveniente del budismo basado en la capacidad de vivir en el presente, sin que la mente se despiste, aparezcan las culpas y cuestionamientos. La idea es poder aprender a comer para vivir y no vivir para comer, o sea, poder comer cuando realmente tengo hambre, no ese hambre emocional”.
La idea de esto es que los pacientes aprendan a alimentarse bien, para que se sienta mental y corporalmente estable, disfrute del alimento y sepa saber cuándo está satisfecho.
Cuando se trata de niños, el acompañamiento que se debe realizar es más profundo y educativo. “La idea es enseñarles diversos hábitos a los chicos sin esperar a que lleguen al punto del exceso de peso. Les tenemos que enseñar a amigarse con esa consciencia de bajar, de respirar. Cuando nos vamos a dormir se bajan las defensas, por eso empezar con un entrenamiento desde ahí es muy importante, porque al llegar a la comida ya saben cómo hacerlo. El MindFulEating ofrece muchísimos videos gratuitos en internet para que los chicos aprendan primero a dormirse”.
Por eso, explica María de los Ángeles, que los niños y adolescentes necesitan siempre que sus familias y entorno cercano estén al tanto de su proceso y estén a su lado, apoyándolos. “Ellos no tienen que sentir que hay una restricción, tienen que aprender desde el ejemplo, de una madre o padre nutriéndolo de amor y de una buena calidad de comida. De esta manera aprenden a elegir”.
Cuando la enfermedad de la obesidad ya está presente en los más chicos, “necesitamos un profesional que nos acompañe y que siempre esté presente siempre la familia ayudándolo. Cuando se construye la alimentación familiar, se lo hace para todos sus integrantes, no para cada uno. Es volver a lo simple, a cocinar, elegir los alimentos, que los chicos participen de eso y que pueda ver que existen otras opciones además del kiosko. Y por supuesto agregar el movimiento, que no estén sedentarios”.
Podés continuar informándote con este video que la Lic. María de los Ángeles Sánchez Calvin compartió en las redes sociales de Canal C:
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