Todos los 20 de septiembre en la Argentina es el día del jubilado, que también es conocido como trabajador pasivo. Se trata de una fecha que reconoce a todas las personas que dejaron de trabajar debido a la edad, pero que tiene su origen a inicios del siglo XX, durante la presidencia de Julio Argentino Roca.
En Argentina, se toman en cuenta dos cuestiones para poder jubilarse: los años de trabajo con aportes y la edad de las personas. En general, las mujeres suelen jubilarse a los 60 años mientras que los hombres a los 65, ambos con 30 años de aportes. Si bien esto suele ser algo frecuente, las formas a la hora de jubilarse dependerán de la actividad o rama laboral que desarrolle el trabajador.
Un 20 de septiembre hace 119 años, se sancionó la primera ley de jubilación que alcanzaba a funcionarios, empleados y agentes civiles estatales y, luego, se extendería a otros sectores.
De la mano de la creación de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, la normativa dio origen al sistema contributivo argentino en el que cada uno de los trabajadores alcanzados debía aportar una parte de su sueldo para el momento en que debía abandonar la actividad como consecuencia de la edad. El modelo planteaba un esquema de capitalización individual, que medio siglo más tarde, fue reformado por Juan Domingo Perón para dar lugar a un sistema de reparto que continuó vigente hasta 1994.
Además esta fecha busca reconocer el trabajo durante años de las personas que ahora están jubiladas, y romper con el prejuicio que hay con las personas mayores a quienes muchas veces -desde el ámbito laboral- se las tilda de pasivas, retiradas o improductivas.