El caso de la muerte de una niña en Brinkmann sigue generando repercusiones tras el endurecimiento de las imputaciones por parte del fiscal Oscar Gieco. El pasado lunes 11 de noviembre, el funcionario judicial decidió modificar la acusación contra los tres implicados en el homicidio: Matías Ezequiel Simeone, padrastro de la víctima, Cristian Hernán Varela, amigo de Simeone, y Rocío Milagros Rauch, la madre de la niña.
Cabe mencionar que el cambio en la situación procesal de los acusados surge luego de un análisis exhaustivo de los entrecruzamientos de llamadas telefónicas entre los tres, lo que llevó al fiscal a recalificar el delito.
Inicialmente, los tres adultos enfrentaban cargos por homicidio simple, pero los nuevos elementos obtenidos a partir de las comunicaciones telefónicas cambiaron la dirección de la investigación. Gieco decidió agravar las imputaciones, elevando los cargos a homicidio calificado por el vínculo, un delito con una pena mucho más grave que podría resultar en una condena de cadena perpetua.
El análisis de las llamadas mostró, según el fiscal, indicios claros de la planificación y complicidad de los involucrados en el crimen.
Crimen en Brinkmann: el rol de los acusados
La investigación sostiene que la muerte de la niña, ocurrida la madrugada del 2 de septiembre, no fue un hecho aislado, sino que estuvo precedida de un intento de encubrimiento por parte de los imputados. Según los detalles del caso, los autores del crimen habrían incendiado la vivienda donde ocurrió el homicidio, con el objetivo de borrar pruebas que pudieran vincularlos con el asesinato.
En cuanto a la madre de la víctima, Rocío Milagros Rauch, quien no se encontraba en la vivienda en el momento del crimen debido a que había viajado, el fiscal Gieco la acusa de ser partícipe necesaria. La imputación se basa en la omisión de protección hacia su hija, ya que no impidió el accionar de su pareja y su amigo.
