Luego de muchos años, la casa donde funcionaba la panificadora del Instituto María Montessori vuelve a ponerse en valor. Nora Vergnano, del centro educativo, compartió un resumen sobre la evolución de la propiedad que hoy vuelve a recuperar su esplendor.
En 2012, el Centro de Camioneros donó la casa y el Rotary Club entregó la maquinaria necesaria. Sin embargo, en ese momento, el instituto no podía utilizar la casa, por lo que se la cedieron a un grupo de padres de la escuela. En 2013, se inauguró el taller de panificación del Instituto María Montessori, donde ex alumnos de la entidad podían encontrar un espacio de inclusión y una salida laboral.
Sin embargo, durante la pandemia, el pozo negro se hundió, y dejó la casa en condiciones inadecuadas para su uso. Afortunadamente, Rodolfo Rebori, un residente de Bell Ville, se acercó y se hizo cargo de la reparación de la cloaca y el reacondicionamiento de la cocina.
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Con estas mejoras, la propiedad ahora cuenta con una mejor infraestructura para que el taller de panificación pueda volver a funcionar. Según Vergnano, “Estando la casa ya en condiciones ya es un paso importante para pensar qué se puede hacer en ella“.
Por otra parte, explicaron que además de integrar a los niños de la escuela, también desean generar conexiones con exalumnos.