Mauricio Rojas es un reconocido político, historiador económico, escritor, ex miembro del parlamento de Suecia, profesor adjunto en la Universidad de Lund (Suecia) y del Desarrollo en Chile. Su amplia trayectoria y su amplitud de conocimientos, lo convierten en palabra autorizada para referirse no sólo a Suecia sino también para establecer comparaciones sumamente coherentes con nuestro país.
¿Qué diferencia a Argentina de Suecia? Para Rojas, “nosotros estamos costumbrados al ideologismo, con izquierdas trogloditas que todavía creen que hay oposiciones mortales entre Estado, empresas, etc. Si hay algo que le molesta al sueco culturalmente es antagonizar, distinto a nosotros que nos gusta pelear porque somos más teatrales”.
Entonces, ¿es imposible aplicar el modelo sueco a nuestro país a pesar de ser culturalmente diferentes?. “La verdad que es difícil trasladar un modelo como el sueco a un país como el nuestro. Sin embargo, como Suecia es visto como un país socialista por muchos y como un referente, yo creo que este ejemplo puede ser muy útil para abrir el diálogo, mostrar cómo Suecia conocido por sus niveles de igualdad, de justicia y paz social, ha sido capaz de juntar las cosas y no de dividir”, afirmó el orador.
Además, Rojas destacó las grandes desigualdades sociales, impulsadas y perpetuadas por los gobiernos argentinos a lo largo de los años, situación completamente distinta a lo logrado por Suecia. “Algo que ha trabajado mucho Suecia es la igualdad de oportunidades, es un capitalismo social demócrata porque busca que nadie quede afuera, ni de la economía de mercado, ni de las posibilidades de participar, y eso es una gran lección de los países nórdicos. Ahí hay un gran sentido de la comunidad, nosotros en cambio un día somos todos argentinos y después estamos todos peleados”, señaló.
“Buscan la igualdad pero al nivel que se pueda; acá no es cuestión de inventar derechos sociales sino en la medida en que se pueda pagarlos, eso es muy importante. La cultura sueca, a diferencia de la argentina, es la de un pueblo campesino pobre que sabe que todo se consigue con mucho esfuerzo. (…) El populismo no tiene posibilidades de existir cuando al costo del populismo lo pagan todos, eso es algo que tenemos que aprender en América Latina, nosotros que siempre pensamos que otro va a pagar por lo que nosotros vamos a recibir. En Argentina la pelea no es por la producción sino por la distribución. Es el país de los apropiadores y no de los productores”, sentenció el historiador.
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