Este 29 de mayo se cumplen 52 años del levantamiento popular conocido como El Cordobazo. Dos días de protestas por parte de trabajadores y estudiantes que exigían que se cumplan sus derechos, dando pie a lo que muchos historiadores consideran como el principio del fin del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.
Liderados por Agustín Tosco, Secretario Gremial de Luz y Fuerza, cientos de personas, en su mayoría empleados obreros y estudiantes, se concentraron en diversos puntos neurálgicos de la ciudad de Córdoba. Reclamaban compensación salarial, el cumplimiento de los derechos jornales básicos, entre otros. Pero principalmente, repudiaban el gobierno militar instaurado por los dictadores de la “Revolución Argentina”, que en ese momento era liderada por el teniente general Onganía.
La idea era, ese 29 de mayo, abandonar las tareas por 37 horas y marchar por las calles. Pero a la protesta se sumaron columnas de estudiantes, reclamando por la muerte de tres alumnos militantes en Corrientes y Rosario, lo cual aumentó sustancialmente el número de manifestantes.
La concentración generó la inmediata respuesta policial, cuyos agentes reprimieron rápidamente. Pero los manifestantes comenzaron a tomar espacios simbólicos como barrios y radios, y atacando y destruyendo comisarías. El contraataque político fue ahora militar: gendarmes salieron a las calles cordobesas para intentar frenar a los protestantes con balas y golpes.
En ese momento ya regía un toque de queda, que fue ignorado por completo por los manifestantes ya que los ánimos se terminaron de caldear debido al asesinato del militante obrero de SMATA Máximo Mena. Aquello motivó la permanencia en las calles ese día y las fuerzas policiales no pudieron hacerse cargo de la ciudad.
El 30 de mayo a la madrugada, los contingentes militares comenzaron a desalojar las barricadas instaladas en los diversos barrios donde se llevaron a cabo las concentraciones. Las fuerzas militares terminaron de tomar el control de la ciudad recién el 1 de junio.
El Cordobazo se instaló en el imaginario popular como la más clara reivindicación de derechos. Si bien la Revolución Argentina no terminó hasta 1973, motivó a cientos de protestas similares en todo el país con el objetivo de recuperar los derechos democráticos.
