La campaña militar, que comenzó a finales de agosto y que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU calificó de “limpieza étnica de manual”, ha causado la huida de más de 620.000 rohinyás desde Rakáin hacia el vecino Bangladesh.
El jefe del Ejercito aseguró que afirmó ante el Papa que “no existe ninguna discriminación entre los grupos étnicos del país”